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El daño ya está hecho, ¿cuánto más puede crecer?

El cierre de escuelas ha causado a la fecha un daño en los futuros ingresos de 28.8 millones de estudiantes de 6 a 18 años de edad cercano al 11%, 3.8 billones de pesos en total, de acuerdo con una investigación del BID sobre clases presenciales.

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Por: Redacción
  • 19/08/2021

Una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula pérdidas laborales para la generación que crece hoy confinada por la pandemia, superiores a los 3.8 billones de pesos si se sigue retrasando el regreso a clases presenciales.

En un reporte circulado ayer, el BID advierte que las ganancias laborales por la pandemia podrían disminuir hasta en 11%, debido al rezago educativo generado por la Covid-19; ello, en términos de impacto al PIB sería de hasta 25 por ciento.

La información la consigna hoy El Economista en sus páginas donde destaca que, de no haber un retorno a la educación presencial en el corto plazo, la generación actual de niños, niñas y adolescentes en México enfrentará pérdidas salariales en su vida laboral adulta superiores a 3.8 billones de pesos, debido al rezago educativo causado por la pandemia en su formación y desarrollo de habilidades.

La investigación es del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y fue dada a conocer ayer. Lo peor es que en gran parte el daño ya está hecho. El cierre de escuelas por emergencia sanitaria en México ya causó estragos en los ingresos que en su momento reciban los actuales estudiantes en su etapa de mayor productividad laboral, pero podrían aumentar de posponerse el regreso a clases.

Dentro de la niñez afectada, la que mayores daños habrá de sufrir en su ingreso salarial será la indígena.

El estudio del BID fue publicado como El impacto de la pandemia covid-19: Sus consecuencias educativas y laborales a largo plazo y prevé una disminución en los ingresos salariales de esta generación de 11.1% a lo largo de su vida laboral, en promedio. Estamos hablando de más de 28.8 millones de estudiantes de entre 6 y 18 años de edad: “La situación de la educación en México antes de la pandemia tenía retos significantes en acceso, equidad, eficiencia y sobre todo de calidad”. Pero la pandemia desbordó los desafíos, así, “la falta de clases presenciales limitará el aprendizaje, en particular de la población más vulnerable”.

Chile, Perú, Brasil, Argentina, Uruguay y Costa Rica han reiniciado ya clases presenciales en algunas zonas y en modelos híbridos, reporta el Observatorio a la Gestión Educativa. En Nicaragua las escuelas nunca cerraron. Recientemente, la oficial de Educación de UNICEF en México, Paola Gómez, declaró que el regreso a las aulas no ha implicado un aumento de contagios.

El rezago educativo, ya de suyo en niveles de gravedad en México ha aumentado ya con la pandemia y amenazada con crecer mientras las clases presenciales sigan posponiéndose. El reto aumenta si volteamos a ver a naciones desarrolladas en términos de desigualdad económica, disminución de la productividad y el crecimiento económico en el mediano y largo plazo, apuntan los investigadores Alejandro Morduchowicz y Vicente A. García Moreno.

Para ellos, "después de un año del cierre de escuelas por la pandemia, las decisiones de política educativa han generado incertidumbre respecto al regreso a la educación presencial. Como resultado se pronostica un impacto en las ganancias laborales de los actuales estudiantes del 11.1% a lo largo de la vida de las generaciones afectadas. Lo anterior, derivado del cierre de escuelas desde marzo del 2020 hasta el mes de junio del 2021 donde finaliza el año escolar 2020-2021 en la modalidad remota".

Los datos de la investigación hablan por sí solos: sin Covid-19, la población actual de estudiantes hubiera generado en su vida laboral 59 billones de pesos, cerca de 2 millones de pesos per cápita. Con la pandemia y su impacto en la formación del capital humano han tenido ya una merma de 3.8 billones de pesos, o una pérdida en ingresos laborales a nivel individual de 132 mil pesos.

El cierre de escuelas en el ciclo escolar 2019-2020 implicará que, al iniciar su vida laboral, el estudiantado actual entraría ya con una pérdida de 3.68% en su salario, en promedio. Si a ello se suma la educación a distancia del ciclo 2020-2021, la pérdida podría alcanzar niveles de 10.59% por persona, "suponiendo que las medidas de mitigación logran que se pierda sólo el 50% de los conocimientos del ciclo".

La investigación detalla que la economía mexicana perdería el equivalente a 16.6% del PIB de un año durante la vida laboral de esta generación tan sólo por el bajo aprovechamiento escolar del ciclo 2019-2020. Sin embargo, en el acumulado de 1.3 ciclos escolares bajo la pandemia el impacto podría ser de hasta 25% de un año del PIB: "Los resultados muestran que mantener a las niñas, niños y jóvenes en la escuela es la intervención necesaria para mitigar el efecto del abandono a causa del Covid-19, sobre todo en la población más vulnerable. Si los mantenemos en la escuela, tendrán más capital humano", sostiene el documento.

En su reporte, el BID sostiene, en voz de George Psacharopoulosis, investigador sobre la economía de la educación, que la caída para el PIB mundial por el rezago educativo sería de 18% o 15.1 billones de dólares.

Para Miguel Székely, exsubsecretario de Educación Media Superior, los hombres tendrían una disminución de 7.7% en su ingreso, mientras las mujeres, una caída del 3.3 por ciento. Si bien la brecha salarial entre ambos es ya de hasta un 35%, según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

Fue el 20 de marzo del 2020 que se cerraron las escuelas por el coronavirus, en abril se lanzó el programa Aprende en casa vía televisión abierta e internet, pero el estudio del BID arroja que sólo una de cada 10 familias pobres tiene una computadora y dos de cada 10 cuentan con acceso a Internet. Los hogares “con menos ingresos son aquéllos que no sólo tienen menos recursos educativos, sino también las capacidades y el tiempo de los padres es más limitado”.

Las mediciones muestran que los papás que trabajan en México dedican, en promedio, poco más de una hora a la semana a cada niña o niño, según la Encuesta Nacional sobre el uso del Tiempo (ENUT 2014), mientras que las mamás con trabajo remunerado destinan casi tres horas y media a cada hija o hijo. Las madres que hacen trabajo del hogar no remunerado ocupaban poco más de tres horas y media, también por persona.

La investigación analiza que los niños repitan el año para evitar, así, pérdidas salariales mayores en su vida futura, pero serían menores y lo hallan “viable y sin tanto costo en términos salariales, pero representa un costo para el Estado ya que se trata de financiar un año más a toda esta población. Quitar un año productivo al final de la vida laboral no impacta tanto como el disminuir la escolaridad a lo largo de la vida laboral”.

Ante este panorama, concluye la investigación del BID, el desafío es definir acciones que permitan mitigar el impacto eventual sobre la generación escolar actual.

No descarta, sin embrago, las modalidades híbridas de clases que combinen sesiones presenciales y remotas, la reapertura de escuelas en zonas de bajos índices de contagios y mayor seguimiento de las y los estudiantes que no pudieron mantener un vínculo con el sistema educativo en lo que va de la pandemia.

Con información de El Economista.


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