La Xóchitl sin geometría política

lfmopinion.com

Por: Guillermo Dellamary

• 21/07/2023

El tan comentado fenómeno mediático, inflado por los artifices de la propaganda y difundido con toda la intención de doblegar la agenda nacional que se sentía patentada y acrisolada por la silla presidencial, amerita una serie de meditaciones desde la lupa de la psicología politica.

Los fenómenos psicosociales irrumpen también por sí mismos, como las erupciones y terremotos, se cocinan sin que sepamos. Aparecen y causan muchas alteraciones que es menester auscultar, como el médico que busca diagnosticar la causa de un dolor.

Se dice que la fuerza con la que ella salta al escenario mediático de una candidatura, es debido a que le cerraron las puertas de Palacio Nacional, a su intentona de hacer presencia en el templete presidencial de cada día. Esa puede ser la causa lineal, pero en realidad, las puertas cerradas son sólo un símbolo de la cerrazón del narcisismo del presidente, de la implicita apropiación que quiere tener de la agenda del país y de adueñarse de todo cuanto se le antoja con vil prepotencia.

Al no haber apertura, al empeñarse a cantar que sólo sus chicharrones truenan y que nadie más desafía su mágica fantasía de ser el único y más importante actor de la opera que el mismo se ha creado, genera, sin saberlo, su propio destino. Una encantadora oposición que se empeña en tener presencia ahora ya no dentro del Palacio, sino en el simbólico del colectivo nacional.

Xochitl aprovechó el momento y la gran oportunidad, al sentir el portazo en la nariz, para edificar un salto cuántico al tocar la campana de la independencia del prócer de la patria y gritar "es la hora de despertar mexicanos", ya nos cansamos de un horrendo Tlaotoani que nos mantiene con mentiras y demagogia los susurros de nuestra mente.

Ejerzamos el derecho de replica, déjen el miedo a un lado e iniciemos la carrera presidencial con la protesta de la ciudadanía que ya no quiere seguir con un estilo de gobierno locuaz y patogénico como el que ahora tenemos.

En la inspiración del no me opongo, sino propongo. No estoy en contra de, sino a favor de mejorar las cosas. Inicia su peregrinar de un medio al otro y manifestar su sorprendente liderazgo y carisma, que ha sorprendido a propios y extraños, porque ya no cabe en los cajones que la propaganda ha dispuesto para colocar a la oposición en derecha o izquierda, en conservador o liberal, en leal o traidor, en rico explotador o pobre urgido de caridad.

Se ha escabullido a los esteriotipos oficiales de Epigmenio y sus huestes de francotiradores.

Al grito de machistas y misoginos, canta a sus anchas que no se trata de ser títeres de nadie, ni de estar manipulada por magnates, sino que tiene luz propia y camina por la pasión y el amor a México.

Deja la candidatura de la Ciudad de México para alejarse de la cueva en la que iba a quedar atrapada y ser fácil víctima de los lobos mañaneros. Para buscar la grande y decirle en su cara al inflamado Tlaotoani de Palacio, que él mismo le entregará la banda presidencial.

Simbolismo profético de que el cosmos dará cuenta muy pronto, para corregir las fechorías que se han gestado en el México bárbaro que no pudo doblegar, sino que más bien dejó crecer, con falsos abrazos.

No es un fenómeno inflado por nadie, es un brote de liderazgo como en su tiempo lo fue Hidalgo y Morelos, o Juárez y Madero. Nacen porque nacen, el mismo clamor del pueblo los gestiona como urgentes sanadores de los gobiernos tóxicos y dañinos. Cada pueblo tiene su Lech Walesa o su Simon Bolivar. Desde las entrañas del colectivo, emana la medicina que apaga el cáncer, como un sistema inmunológico batalla por defenderse.

La Xochitl, no es un fenómeno artificial ni mucho menos un hechizo al vapor, ha surgido de manera inesperada y con gran fervor, como surge el rayo de sol, después de la tormenta, esta mujer ha despertado la nueva esperanza de un México nuevo.

Es el despertar del Iztaccíhuatl, de la mujer dormida, que ha de dar a luz, desde lo femenino, a una nueva cuadratura al círculo, en una nueva geometría politica jamás vista en México.

Es la era del simbolismo y la magia de la mujer mexicana.

Es el huipil genuino llevado con honor y el auténtico nixtamal preparado con las lágrimas de las mujeres agraviadas por el insulto indolente de los machos mexicanos.


Publicado en LFMOpinión.

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