Gerardo Conde
Entrelazando
Colaborador

Después de seis meses de solicitar piso parejo al dirigente de morena –léase al inquilino de Palacio— el ex Canciller Marcelo Ebrard logra precipitar, con su renuncia “anunciada”, la contienda interna de las corcholatas a una cancha que coadyuve a su causa.

Con esta acción pública, sorprende a propios y extraños.

La tarde del cinco de junio, previo a la cena anunciada con la familia morenista en un restaurante del Centro Histórico, Marcelo Ebrard, dialoga con su jefe en Palacio Nacional para anunciarle su decisión de separarse del cargo de Canciller.

Pero, esa actitud de “David contra Goliat”, tiene su fondo.

Ebrard no da paso sin huarache, en otras palabras, reta a su jefe en el terreno sucesorio que él controla.

Pero esa rebeldía no va sola, lleva un respaldo más allá de una “sonda y una piedra”, es decir, expone enjuagues conocidos por ambos a lo largo de sus trayectorias públicas, que abonan a su proyecto; además, le comenta que en esta batalla cuenta con la simpatía de un “vecino distante” como lo llamaría el Politólogo Jorge Castañeda, que lo ve con buenos ojos su participación en el juego de las corcholatas, teniendo sus dividendos políticos:

1.- Obliga a regañadientes al inquilino de Palacio a modificar su esquema sucesorio, al aceptar “equidad” en la contienda.
2.- Convoca en la cena del cinco de junio, a sus corcholatas protegidas, la Jefa de Gobierno y al Secretario de Gobernación, a que renuncien a sus cargos, como requisito para participar en el proceso de selección y elección de la corcholata del 2024.
3.- La convocatoria anunciada por el Consejo Nacional de morena la tarde del domingo once de junio, señala como prerrequisito, la renuncia de los aspirantes a corcholata de manera formal, para tener derecho a participar en el proceso interno de su partido.
4.- Con este requisito de renuncia, las corcholatas favoritas se les acabaran las prebendas oficiales, en su andar por el país.
5.- La campaña de proselitismo dará lugar al tamaño de las corcholatas favoritas, sin el manto oficial del cargo. Y,
6.- En el levantamiento de las encuestas tendrán un representante de las corcholatas de manera permanente para garantizar su formalidad.

Con estas acciones en la bolsa, el ex Canciller, en su visión, logra equilibrar para su causa, la contienda interna de morena.

De ahí su expresión: “Sonría, ya Ganamos”, dicha en su momento por su jefe, a pesar de los resultados adversos del tabasqueño, la hace suya con la certeza de triunfo.

Esta locución de Marcelo Ebrard, la sustenta, al lograr:

1.- Fortalecer su Imagen de rebelde ante las demás corcholatas.
2.- Imponer una formalidad y un ritmo al proceso sucesorio.
3.- Inducir una narrativa en la familia morenista y en los opinadores.
4.- Posicionar una Imagen competitiva. Y,
5.- Precipitar el proceso interno.

La “víbora” que soltó el ex Canciller, lo beneficiará.

Ya se verá.

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Publicado en LFMOpinión.

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