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¿Los políticos se hacen adictos al poder?

Tampoco debemos de permitir que un político adicto al poder dirija un gobierno.

#TheBunkerNoticias | ¿Los políticos se hacen adictos al poder?
Por: Guillermo Dellamary
  • 05/01/2024

Desde luego que no todos; pero los que padecen de una cierta codicia, sí acaban siendo incapaces de soltarlo.

Unos políticos quieren el poder por el poder mismo, realmente no lo desean como un medio para realizar un fin social en particular, sino para poseerlo y hacerlo suyo. En realidad, no les importan los demás, su principal ambición es conseguirlo y muchas veces a cómo de lugar, con tal de tenerlo. Su motivación principal puede ser el sentirse admirados o importantes, como si se tratara de destacar por encima de los familiares y amigos. Es una cuestión psicológica, de sentir un cierto complejo de inferioridad y estar convencidos de que con el poder que van a tener, lograrán compensarlo y sentirán un fresca superioridad, aunque falsa, pero se la llegan a creer.

Otra de las razones para ir afanosamente al poder es por los beneficios que se pueden obtener con él, como la fama, la riqueza o el poder de influencia y acercamiento a las relaciones con otras personas también poderosas.

Desde luego que hay quien puede combinar ambas y gustarle esa sensación personal de poder, y creerse importantes porque les da mucha seguridad y además pueden obtener múltiples ventajas y beneficios, que les darán prestigio o hasta creer que dejaran huella en la historia.

Y claro, podemos hablar de una adicción al poder, pues les llega a gustar tanto y se sienten tan bien con él, que temen mucho dejarlo, sienten que van a perder algo muy importante de su seguridad y confianza de sí mismo. Hasta ven amenazada su autoestima, con tan sólo imaginar que se quedan sin él.

En general, los políticos adictos al poder suelen estar centrados en un fuerte ego, hasta rayando en un narcisismo con síntomas psicopatológicos, porque se les hace un vicio el sentirse admirados, al captar la atención del público, la prensa y las cámaras.

Se hacen tan egoístas que nomas están viendo lo que aumenta o disminuye su imagen, y se les olvida que el poder es para servir al pueblo, no para estarse sirviendo de él, para su engrandecimiento personal. Por lo que es muy fácil que lleguen pronto a abusar del poder que tienen e incurrir en ciertas perversiones, como perseguir o hasta intimidar a los que hablen mal de ellos. O recurrir a la extorsión y el chantaje, con tal de conseguir lo que quieren para cumplir sus caprichos.

Ciertamente su adicción los lleva a excesos que los alejan de la ética y la integridad, y rebasan los límites que imponen las leyes y la justicia, porque su poder lo llegan a sentir que está por encima de todo. Están tan centrados en sus propios intereses, que viven del berrinche de que las cosas se van a hacer como quieren y cuando quieren, y no soportan los límites que les imponen las leyes o las autoridades.

Es necesario promover una mayor salud mental en las personas que conducen un gobierno. Cómo es posible que dejemos que personas con semejantes adicciones, puedan tener en sus manos el destino de los recursos materiales y humanos de toda una nación, y vivan con la capacidad de darle cuerda suelta a sus actos de prepotencia y megalomania, sin que nadie les pueda poner límites y un freno saludable.

La adicción al poder no se cura de la noche a la mañana, se necesita de todo un proceso, y si no dejamos que una persona conduzca un vehículo en estado de embriagues, tampoco debemos de permitir que un político adicto al poder dirija un gobierno. Ponerles candados para que no sientan que puedan hacer lo que se les venga en gana, sin el freno de la cordura y la sensatez

Usted saque sus propias conclusiones.


Publicado en LFMOpinión.

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