Mujeres líderes, expertas y activistas se reúnen para construir la agenda de género de la CDMX
Para uno lo importante es asegurar cargo, dieta y fuero; para otro, garantizar y acrecentar prerrogativas: lana.
lfmopinion.com
No sé en que momento la política se volvió un concurso entre coleccionistas. Coleccionistas de hombres y de mujeres, de nombres y de famas. Lo importante pasó a ser la adquisición, no lo adquirido. Los gringos le llaman “namedroper”, algo así como “persona que presume con nombres y relaciones”, en lugar de ideas y proyectos; y los exhibe como adquisiciones y pertenencias, como trofeos de caza. No ponderan honras, ni aquilatan pasados; no se refieren a sus capacidades y méritos, todo es botín y blasón. En el fondo, nada se trata del coleccionado, sino del coleccionista.
Para éste, todo es un problema de número y de variedad: juntar más y lo más heterogéneo posible: asociar antípodas, no dignidades, no capacidades, no voluntades, no propósitos. Menos acciones, porque no los coleccionan para que hagan, sino para que luzcan en aparadores y escenarios.
El problema del coleccionista es que atesora sin orden ni concierto, porque, repito, no se trata de qué coleccionar, sino de coleccionar; lo que sea y como sea. El coleccionista es un consumista que no se sacia con lo coleccionado, sino que ello le dispara nuevamente su apetito irrefrenable y acaparador. De allí que a veces, en la indistinción y voracidad, coleccione a sus peores enemigos, errores y costos. El término correcto del acumulador compulsivo es silogómano.
Y, así, a diferencia de los partidos “Catchall”, cacha todo; hoy no se cacha ni se conserva ni se acrecienta, porque lo importante es performar el momento efímero y estelar de cada nueva colección; colección y performance que se diluyen al momento, como una gota de tinta en agua.
De allí que nuestros partidos desde hace mucho sean vacíos siderales de idea, pensamiento, proyecto, programa y militancias. Mientras que por su lado la sociedad, ansiosa de organización, conducción y participación, solo ve en ellos un oligopolio de taxis destartalados para llegar a candidaturas abiertas a ningún propósito y a ningún compromiso, pero eso sí, obligadas al voto ciego y castrante del “Party wip”, el látigo de la dirigencia.
En esta ecuación de candidaturas silvestres y partidos cascarón, lo importante es llegar “haiga sido como haiga sido”, sin necesidad de pensamiento ni proyecto político. Para uno lo importante es asegurar cargo, dieta y fuero; para otro, garantizar y acrecentar prerrogativas: lana.
Hoy nuestra democracia es una lucha por candidaturas ciegas: a lo que sea, porque lo que importa es el espacio de poder, no el poder como posibilidad de hacer, porque no se quiere hacer; se quiere llegar, les urge estar.
Sí, nuestros partidos son coleccionistas de nombres amontonados en colecciones fugaces y mediáticas que cada vez dicen menos a la Nación. Areneros donde sus coleccionados juegan a la política chiquita, berrean y se mecen los cabellos, mercan colores, exhiben desvergüenzas e intercambian pañales. Donde los candidatos son aspirantes a todo y a nada, a cualquier lugar, a toda ignominia.
¿Y así sueñan con salvar a México!
La pregunta es para qué.
¿Alguien piensa en un Congreso digno, funcional y capaz?
Parafraseando a un clásico: si hay coleccionistas y colecciones de nombres, es que hay nombres coleccionables… ¡Y huipiles!
Publicado en LFMOpinión.
#TheBunkerMX
#LFMOpinion
#Parreshia
#Coleccionista
#Candidatura
#Partido
#Politica
ANTERIOR
SIGUIENTE
`No queremos a los civiles participando en las tareas de gobierno...
Habéis nacido para votar y...
¿Dónde el sufragio universal, libre, secreto y...
En la carpa mexicana había más política que en las urnas y el gobierno...
¿Ineptitud o intencionalidad en...
Aquí, ninguno es más democrático que el...
¿Es esa nuestra...
Engorda indigesta de información deformativa y...
Una persona que no se pertenece es incapaz de gobernarse y de...
“Es Claudia” no es una definición, es una...