Colaboración de Gerardo Conde
Entrelazando

La irrupción de Xóchitl Gálvez en el proceso sucesorio del 2024 ha generado que su nombre y su figura se conviertan en un “Rock Star Electoral” por encima de personajes con historial político –léase Beatriz Paredes-, así como de las propias corcholatas provocando una ocupación central en la carrera presidencial.

Pero esta circunstancia electoral en torno a la Senadora Gálvez tiene un sustento de Imagen Política.

Al margen de su origen social y de su hoja de vida personal y profesional, su “chispa” reside en saberse comunicar con el auditorio y no por el Huipil, sino porque su magia estriba en saber utilizar de manera natural Qué dice y Cómo lo dice, Qué encanta a sus interlocutores, provocando una empatía social.

Esta fortaleza de Imagen de Xóchitl Gálvez ha generado que el propio inquilino de Palacio le nombre la señora “X” y sin querer queriendo como diría el clásico; hoy, la equis la convirtió en una marca política.

Y para redondear esa imagen de popularidad, la misma Senadora ha puesto en su discurso el vocablo “esperanza”, para decirle a la gente que forma parte del sueño mexicano, porque la “esperanza” como anhelo de vida ya no es propiedad del inquilino de Palacio, sino, hoy, la “Esperanza”, pertenece a otras manos, a la propia gente.

Hoy, esa Imagen, ha provocado una ola de simpatías y de identidad en el ciudadano de a pie, y sin más la ha comprado, es decir, la ha hecho suya, porque ven en ella una persona con “agallas” para hacerle frente al poder presidencial que representa AMLO.

En otras palabras, la Imagen de Xóchitl, retoma la expectativa perdida del electorado que provocaron en su momento Vicente Fox en el 2000 y López Obrador en el 2018, por abanderar ambos personajes, un reclamo social, el hartazgo del poder presidencial.

Hoy, no solamente la figura de la Senadora representa el anti-obradorismo, sino también un anhelo de esperanza ante el desencanto ciudadano frente a un gobierno de “saliva” que no ha cumplido con temas básicos y cotidianos: la Seguridad y la Salud Pública que enarboló como candidato.

Por estas circunstancias, la gente la ha arropado, mostrando su afecto y su adhesión en pro de su proyecto de ser la abanderada de la oposición frente al inquilino de Palacio y de sus corcholatas, en los eventos públicos y en las calles.

Su Imagen se ha esparcido como la humedad en todo el país, sin medir el tamaño de las paredes.

Esta popularidad y el reconocimiento que le ha dado la gente, le da un valor agregado por encima de figuras con trayectoria propia y figuras hechas a través del poder público.

Condición que obliga al inquilino de Palacio a revalorar a sus corcholatas, a quién elegir, qué le haga frente a la figura de Xóchitl Gálvez, próxima a ser la ungida en el frente opositor.

Pero, además, de ponderar la vialidad o cancelación de su esquema de selección de su “dedazo”, ante la irrupción de la señora X en la contienda presidencial, no previsto en su tablero electoral.

Ya que su ironía y sus amagos judiciales no le han funcionado para descarrilar a la señora X.

Ante esa realidad, el inquilino de Palacio se enfrenta a una disyuntiva:

Continuar con su circo democrático, donde el pueblo sabio elegirá a la corcholata vía la encuesta.

O decide, anular el proceso diseñado por él mismo, argumentando, que las corcholatas no cumplieron con las reglas establecidas.

El primer escenario, es correr el riesgo de perder la elección presidencial, siempre y cuando, la candidata de la oposición sea Xóchitl Gálvez, al elegir, ya sea a su corcholata preferida, o a su paisano, en ambos casos, son figuras que no levantan un suspiro.

El segundo escenario, anular el proceso del “dedazo” le daría una bocanada democrática ante su pueblo sabio, por su actitud de “demócrata”; pero además, jugaría con la propia Ley electoral a su conveniencia, al argüir, que se violaron preceptos legales que los hacen inelegibles a las corcholatas.

Pero no solamente esta acción de legalidad asumida por el inquilino de Palacio se quedaría en los pasillos de su casa, sino su intención de respetar la Ley tiene destinatario con nombre y apellido: la señora X, que invitaría al INE a que le aplicara la norma electoral por actos anticipados de campaña electoral.

A sabiendas de que el INE de hoy se esfuerza por ser obsequioso ante su mirada, el órgano electoral no dudaría de su decisión por agradarlo.

Dado el doblez de personalidad que ha asumido el inquilino de Palacio, no sería novedad que nuevamente engañara con la verdad, de ponerle un garlito a la oposición para medir su tamaño electoral.

Despejado el camino, daría paso a su frase:

La elección presidencial del 2024 es la oportunidad para un cambio generacional que le dé frescura a la contienda electoral.

En esa óptica, solamente tiene: una cara de mujer en su entorno que le abra la puerta a su hijo “Andy” para el 2030.

Al tiempo.


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Publicado en LFMOpinión.

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