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Soy Monreal

“Soy Monreal, prometo portarme bien y no hacer travesuras”.

#TheBunkerNoticias | Soy Monreal
Por: Redacción
  • 13/12/2022

Gerardo Conde
Entrelazando
Colaborador





Parafraseando el poema: “Mamá, Soy Paquito”, de Salvador Díaz Mirón, el Senador Monreal utiliza esa frase desde hace cuatro años para justificar sus actos públicos, ante su jefe AMLO, y la reitera cada vez que lo hace enojar:

“Soy Monreal, no haré travesuras, prometo portarme bien”.

Con esa frase Monreal ha transitado en su papel de Senador y de aspirante a corcholata para ganarse el perdón de su jefe por su “rebeldía” cada vez que incurre en manejar la agenda legislativa en su propio ritmo para ganarse reflectores a favor de su imagen.

Esta práctica tan común de Monreal es tan obvia que no genera ninguna sorpresa en la sociedad política más allá de irritaciones en las filas morenistas.

Cada vez que la circunstancia política toca a la puerta de la oficina del Senado de la República, el Senador Monreal levanta la voz, pero al final se queda sin habla y justifica su postura pública, al decir:

“Sería un suicidio político, enfrentarme a Andrés Manuel”.

Lo que significa que cuida su presente como lo ha venido haciendo desde que ingresò a la fortuna política del país.

Monreal ha sabido conjugar a lo largo de su historia política muy bien el vocablo de la mezquindad, sin ningún pudor para lograr sus objetivos y caer siempre como gato, parado.

Si hay que vestirse de “demócrata”, se pone el traje para ser candidato a Gobernador del PRD. Si un partido —léase el PT— lo invita a su fracción parlamentaria para cumplir con la normatividad del Senado, sin chispar se pone el uniforme y la cachucha de Coordinador.

Si Movimiento Ciudadano, MC, adolece de un Coordinador Parlamentario en la Cámara de diputados, sin ambages acepta el cargo para estar en la burbuja legislativa.

Monreal aprendió en estas décadas de alternancia electoral que ser opositor es un buen negocio político.

Al vestirse de súbdito de Andrés Manuel López Obrador, para subirse al tren de moda llamado Morena, para formar parte del linaje guinda a partir del 2018 en calidad de Senador y Coordinador de su grupo.

Con esa estafeta caminó para tener su base política —léase apoderarse de Zacatecas— que le diera equilibrio a su proyecto presidencial, en contraste con sus competidores.

Asegurado el patrimonio familiar, ahora el reto es vender el apellido Monreal, que endulce a su jefe.

Ser la Coca Cola del desierto en el Senado de la República, al tener la respuesta deseada por el inquilino de Palacio lo ha puesto durante cuatro años en el umbral de la fama pública pero, también, en conflicto con su jefe por querer ser el sostén de la 4t sin su consentimiento.

Hoy, nuevamente la circunstancia política toca las puertas del Senado de la República, con la minuta de la Reforma Electoral, pero con una salvedad, aprobarse a más tardar el 15 de diciembre de este año para satisfacer la voluntad del inquilino de Palacio.

Monreal está en la disyuntiva de actuar como súbdito para ser parte de las prebendas de su jefe, o amarrase las agujetas y sumarse a la consigna: “al INE, no se toca”.

Ser súbdito le implica seguir disfrutando de las mieles del poder.

Amarrarse las agujetas lo llevaría a ser parte de la historia moderna del país, sin que necesariamente su decisión le abra las puertas de ser el abanderado en el 2024 de la oposición.

“Soy Monreal, prometo portarme bien y no hacer travesuras”.

Ya se verá.

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