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¿Mejora o venganza en la educación?

Querer convertir la escuela en centro de adoctrinamiento y venganzas no genera educación, ni libertad, ni inteligencia, ni ciudadanía. Menos futuro.

#TheBunkerNoticias | ¿Mejora o venganza en la educación?
Por: Redacción
  • 24/06/2023

Alicia Carrera

Tras un intercambio de mensajes en Twitter con el actual director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, decidí escribir este artículo. Como lo saben bien quienes utilizan esa red, la extensión del texto permitido es muy reducida para abordar un tema tan complejo como lo es el de los libros de texto gratuito con los que se educa a nuestros niños, quizás, uno de los problemas más importantes para nuestro país (cualquier país).

Parto diciendo que no soy articulista, mucho menos docente (a quienes debo todo mi respeto), sin embargo, llevo 15 años participando en la elaboración de libros de texto como autora de cuadernos de trabajo para la materia de artes visuales para secundaria, por lo que me gustaría compartir algunas observaciones sobre los libros que la SEP propone en lo que a mi materia respecta.

Inicio señalando que el programa de artes se venía manejando desde hace muchos años de una forma que a mi parecer tampoco era la idónea pues la dividieron en cuatro grandes apartados (por llamarlos de alguna manera): Música, Teatro, Danza y Artes Visuales, y era la escuela la que decidía cuál de estas cuatro materias llevar (solo una). Supongo que esto lo decidieron en un intento por “profundizar” a cabalidad en una materia en especial en lugar de dar grandes “pinceladas” de todas ellas, lo que a mi parecer es mejor en un nivel básico. Considero que esa manera de abordar las materias de artes en la escuela impedía que los alumnos gozaran, aunque fuera un brochazo, de todas las manifestaciones artísticas.

Por otro lado, y en un sentido totalmente opuesto, el Plan de estudio de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) propone aglomerar indiscriminadamente las materias de arte con español, lenguas indígenas, inglés y señas en el campo formativo de “lenguajes”. Hacerlo así es no solo quitarle la importancia fundamental que tiene la materia de artes en la educación sino, peor aún, imponerle una tarea titánica al docente. Sin duda el arte es un lenguaje, mas no una lengua; comparte con el lenguaje el signo y el significado, pero debe abordarse aparte. No es lo mismo una materia que pretende enseñar a leer y escribir en diversas lenguas que una que tiene como principal fin la creación, apreciación, expresión y experiencia estética, en pocas palabras, “vivir” el arte. Las letras se aprenden para la lecto-escritura, hecho sin duda vital para la vida (incluso para disfrutar de una de las artes más extraordinarias que existen y que es la literatura), sin embargo, la materia de artes va más allá. Exige darle su merecido tiempo y espacio para que el alumno pueda vivirla en plenitud: experimentar, contemplar, apreciar, imaginar y expresar con horas y materiales dedicados solamente a ella.

La experiencia estética plantea retos de evaluación diversos a los de la lectoescritura y lenguas. La evaluación del arte debe ser una evaluación abierta, ya que el arte es subjetivo y se debe evaluar con otros criterios pues son creaciones o expresiones que salen de lo más íntimo y personal de cada alumno. La parte visual y teórica de la materia (y en ello radica la importancia de libros de texto de calidad) es fundamental en el sentido que los alumnos puedan conocer a través de datos y buenas imágenes obras de arte de todas las culturas del mundo y de todas las épocas según lo que estén aprendiendo y la edad del alumno lo que sin duda enriquecerá sus propias creaciones.

Dicho esto, me parece que los contenidos en los programas de estudio de artes iban teniendo una evolución positiva (si bien siempre los planes de estudio son perfectibles) ahí íbamos avanzando. Recuerdo la clase de “arte” en mi generación (que más bien era dibujo) y pienso lo que hubiéramos dado por contar con una materia y libros que nos brindaran un paseo visual por el arte de todo el mundo y de todos los tiempos y que los planes le hubieran dado la importancia inmensa que tiene esta materia en la educación y en la vida.

Al echar un vistazo a los nuevos libros de texto sinceramente creo que todo lo avanzado (que repito siempre se puede mejorar) se está perdiendo. Y no me refiero solamente a la calidad y selección de las imágenes con las que se ilustran los libros, sino lo que se pretende enseñar. Imposible profundizar en el tema en este pequeño artículo, pero sirvan algunos ejemplos para quizás despertar en las autoridades la posibilidad de que reconozcan que los nuevos libros de texto se hicieron en fast track y que obedecen a una decisión que se hizo desde el hígado y lejos de buscar mejorar los materiales que se les brinda gratuitamente a los niños mexicanos, sobre todo a los que menos tienen (sabemos que las escuelas privadas aunque les impongan los nuevos libros y tachen los anteriores de ilegales elegirán lo que mejor consideren).

Uno de estos ejemplos está en el libro de primer grado de primaria del campo de lenguajes al que mi materia pertenece y que tuve oportunidad de ver (no he podido ver los de secundaria), donde piden al alumno que observe los girasoles en una obra del pintor Vincent Van Gogh. Hasta aquí todo bien, pues justamente una de las tareas fundamentales a despertar en los pequeños en esta materia es la observación; sin embargo, me llamó la atención el texto que acompaña la imagen y que termina: “… otros están marchitos y con la cabeza gacha. Hay uno que nos mira con ese gran ojo café que es su centro… ¿Crees que Vincent haya sentido su mirada?”.

Me pregunto si este tipo de adjetivos y preguntas brindarán algún aprendizaje significativo para esta materia a un niño de seis años y si no sería mejor preguntarle por los colores que observa o por las formas u objetos que identifica en el cuadro para estimular su observación o preguntarle quizá si ha visto un girasol en persona, de ser así dónde lo vio, si le gustaría pintar alguno, etc.

En otra página se ilustra el texto con dos obras de Émeric Chantier (Homo sapiens de 4 años y Niña). Cualquiera que conozca las obras de Chantier sabe que son obras visualmente intensas y que si bien expresan la vital relación que existe entre la naturaleza y el ser humano, personalmente considero que no son los mejores ejemplos para ilustrar el primer contacto visual que tiene un pequeño de seis años con el arte en su libro de texto. Pienso que hay infinidad de obras que servirían mucho mejor para iniciar a los pequeños en el maravilloso e ilimitado mundo visual que ofrece esta materia.

La verdad es que muchas de las imágenes y contenidos utilizados en el libro no son pertinentes para la edad del alumno. La redacción es confusa, se mezclan contenidos y considero que no atienden a la “sucesión y gradualidad” que ellos mismos aluden en la presentación de los programas de estudio de esta administración.

Finalmente quiero comentar sobre un texto en este libro de primero de primaria (que no supe, a ciencia cierta a cuál de las materias del campo formativo pertenece) que cuenta la historia de un ogro que invita a una bruja a un picnic. La bruja cambia su aspecto por recomendación de varios animales del bosque, pero al ogro no le gustan los cambios que se hizo la bruja por lo que ella en venganza acaba por cocinar a los animales en un guisado. Supongo que la intención de elegir este cuento es enseñarles a los alumnos que es importante que se acepten y se quieran como son, pero… ¿Acaso no había otro cuento que no terminara con una venganza mortal?

Con estos pocos ejemplos en tan solo un par de páginas de los nuevos libros de texto me pregunto: ¿A qué responde realmente la decisión de acabar de tajo con todos los libros y programas anteriores?

Por ello mi insistencia de preguntarle al Sr. Arriaga si acaso se tomó el tiempo para revisar cuáles materiales eran de calidad y cuáles no, cuáles servían en su propósito de brindar un apoyo profesional al docente al ofrecer contenidos, impresiones y ediciones de calidad como las que merecen nuestros niños y maestros y cuáles no. ¿Acaso nada servía? ¿Acaso solo él sabe lo que alumnos y docentes necesitan para enfrentar una realidad cada vez más compleja y un mundo irremediablemente globalizado? O más bien su decisión de mandar a todos a la hoguera responde (como se puede leer en sus tweets también) a una mala experiencia personal que tuvo el Sr. Arriaga en una escuela y por la que el futuro de la educación en México tiene que pagar. Aprovecho para comentar que el Sr. Arriaga tiene toda la razón al estar enojado si es que le impusieron libros de mala calidad cuando él era alumno o profesor, no obstante, y de manera irónica, es justo lo que él está haciendo.

El libro de texto debe generar un círculo virtuoso, por eso requiere de tiempo, sinergia de profesiones, contenidos de calidad y excelencia editorial. El libro de texto no debe ser un instrumento doctrinario, sino una guía y herramienta pedagógica para el docente y el alumno que tenga como único fin el proporcionar un cúmulo de conocimientos y posibilidades. No es un adorno ni tampoco un instrumento de lucha política, es un libro en la más amplia extensión de la palabra.

En los libros de texto (como en todo) no debe haber monopolios ni imposiciones y deben ser los docentes los que libremente elijan el libro que quieren llevar. Esto nos obliga a todos los involucrados a brindar lo mejor de nosotros mismos al ofrecer productos profesionales y de calidad.

Querer convertir la escuela en centro de adoctrinamiento y venganzas no genera educación, ni libertad, ni inteligencia, ni ciudadanía. Menos futuro.

Honestamente creo que el Sr. Arriaga debe serenarse y sacudirse todo rencor pasado, pues está desaprovechando la enorme posibilidad de hacer sinergia con los que genuinamente buscamos mejorar las cosas.

Publicado en LFMOpinión.

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