Gerardo Conde
Entrelazando

A una semana de la peregrinación de AMLO, se observa:

El “tamaño” lo vanagloria, es decir, el pueblo lo purifica.

El “tamaño” le da el estatus de autoridad que tanto añora.

El “tamaño” lo reinventa como mesías y le da la potestad para imponer su ley.

Sus apóstoles y feligreses le llenan la pupila con su obediencia ciega y le dan esa ficción que se empeña en ver:

Ser el dueño de la voluntad de los mexicanos.

Sin embargo, a pesar de sus atributos celestiales no le da para controlar en este último tramo de su administración a dos corcholatas que no son afines a su manto divino.

La osadía del Senador Monreal de convocar a los mexicanos a una reconciliación nacional pone en jaque la autoridad y el discurso del inquilino de Palacio.

El canciller Ebrar, disfraza su objetivo y anuncia ser parte de la encuesta para definir el candidato presidencial, para poder recorrer los 300 distritos electorales del país.

Monreal juega a las vencidas.

Ebrard, juega a encantar.

Monreal juega al chantaje.

Ebrard juega a dominar el terreno.

Monreal juega a sostener una imagen de timorato.

Ebrard juega a una imagen de disimulos.

Ambos personajes, con estilos propios, desafían a su jefe.

Monreal bajo el método de la estridencia mediática.

Ebrard apuesta por el sigilo.

Finalmente, el ruido y la discreción rebasan a su partido, Morena, y desdibujan las reglas oficiales de la sucesión presidencial.

Darle cobertura nacional a esta resonancia de discrepancia, hará tambalear el “tamaño” de las mañaneras por a atreverse a oscurecer a sus corcholatas.

El modelo de la “encuesta” tan anunciado por el inquilino de Palacio corre el riesgo de hacer agua, a pesar de su “tamaño”, al tener Monreal y Ebrard la opción de ser figuras aceptables por las huestes morenistas.

El no contar con un órgano electoral a modo, —léase el INE— hace que el “tamaño” de su aureola no le dé para manipular la opinión del pueblo sabio, respecto a sus corcholatas favoritas.

La elección del Estado de México y de Coahuila pondrán a prueba el “tamaño” de la popularidad del discurso de la 4t para convencer a los electores para que voten por los candidatos morenistas.

Un revés electoral les abrirá las puertas del paraíso a Monreal y a Ebrard, al ponerse en duda el “tamaño” de la ascendencia del inquilino de Palacio por imponer su ley.

Como diría el propio AMLO, el “tamaño sí importa para ganar.

Ya se verá


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Publicado en LFMOpinión.

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