Clichés y mentiras

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Por: Arturo Martinez Caceres

• 19/10/2022

Un cliché es una idea, frase, expresión o acción repetida en exceso, hasta la náusea. Es estereotipo o lugar común, a tal grado que pierde la fuerza o novedad pretendida originalmente cuando fue notoriamente innovadora.

En comunicación se sabe que de tan repetidos los clichés, se ganan el apelativo, pero se desgastan y poco a poco dejan de ser significativos. Es decir, dejan de expresar su intención original. Con su desgaste indican falta de creatividad y de sinceridad. Terminan por aburrir.

Por ejemplo: los hombres no lloran…, esto, para los jóvenes…, la diferencia entre el escritor y el político es que este último tiene que repetir y repetir… El famoso pejePresidente empieza a perder la memoria… los opositores lloran y lloran… abrazos no balazos. No mames güey… Somos unidos, somos hundidos… la tuya.

Sin embargo, el idioma es dinámico. Incluso algunos notables escritores han inventado palabras y giros poéticos. A veces la modernidad es licencia de improvisación e inventiva para expresar más allá de los clichés para intentar desenredar entuertos.

Hoy es un tiempo complejo, donde a mi entender la prioridad debiera ser reducir drásticamente la violencia y la inseguridad. Generar confianza a los agentes económicos y fomentar la inversión y la generación de empleos productivos.

Avanzar en la educación: laica, gratuita y de alta calidad.
Avanzar en la salud para todos y con medicinas, equipos, médicos y enfermeras; aunque aún no se logre el óptimo nivel comparativo de Dinamarca.

Sin embargo, cada vez hay mayor distanciamiento entre las declaraciones de aparentes buenas intenciones y la realidad. La cotidianidad que abruma desde las mañanas.

Como esbocé arriba, el verdadero drama de los promotores de clichés es que se van pareciendo, como la metamorfosis invertida, de mariposas a gusanos en un mundo patas arriba. Cada vez más a fuerza de su repetición pierden credibilidad y se asemejan más a una expresión sin valor, a una mentira.

Y las mentiras se usan para ocultar la realidad o la verdad en forma parcial o total.

Ya nadie cree en verdad que los hombres no lloramos.
Ya nadie cree en verdad que los abrazos mitigarán los crímenes de narcobandas y reducirán la distribución y consumo de fentanilo.

Tampoco creemos que en la naturaleza humana esté implícita la inexistencia de glándulas lagrimales o que mágicamente la 4T al distribuir abrazos cambiará los balazos por bienestar y dignidad.

Aquí me refiero a un estado de cosas consustancial a los políticos.

Varios amigos estimados me enviaron copias del Rey del Cash. Supongo que con la idea de provocar que reculará en mis simpatías a la 4T, sobre todo en comparación a mi opinión sobre las administraciones anteriores de Fox y Martita, Calderón y Peña que considero deleznables.

Su promoción ha sido digna de un mejor texto.

El multicitado libraco es aburrido. Es un texto de denuncia sin pruebas irrefutables. Parece escrito a varias manos donde priva las conocidas campañas de odio, aunque desde luego, no dudo que gran parte de las machincuepas para el acopio de recursos sean verdad.

Como dijera el presidente Roosevelt de los EUA, ‘nadie llega a la cumbre sin recursos’. Y se reunió en Yalta con Churchill y Stalin para repartirse el mundo.

Se sabe, es un cliché que ha resistido el tiempo: ‘Sin cash… no hay’.

Lo que aquí llama también la atención es lo peligroso que es para los demás, la opinión producto del despecho o el odio, que camina en el mismo sentido que la vulgaridad expresada en el Congreso, por el trío panista reconocido.

En México, los partidos y los políticos han promovido un sistema de reparto legal con todo y la complicidad de los órganos electorales, del presupuesto nacional para las campañas políticas, para repartir y convencer con ayudas y apoyos a los electores que ellos, precisamente ellos, son los iluminados por los que habrá que votar. Que unos son mejores que los otros y que es la suya la fórmula y acción adecuadas para reducir la pobreza, combatir el crimen, promover mejores y más dignas condiciones de vida y en fin, acceder al paraíso terrenal y al mismo tiempo, fortalecer sus intereses y negocios y acrecentar el vademécum de explicaciones y clichés que eventualmente explicarán porque no se cumplieron las promesas de campaña.

En los EUA habrá elecciones el 8 de noviembre próximo y los clichés y mentiras han inundado los medios. Desde las cualidades casi santorales de unos a los defectos diabólicos de los otros.

En estas elecciones se votará en California, asuntos antediluvianos no resueltos como el derecho o no de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. O la ampliación de los sistemas de apuestas más allá de los métodos tradicionales. Un nuevo impuesto a los distribuidores de marihuana. La emisión de bonos financieros para reparación de escuelas públicas. Instalación de mejores sistemas de recolección de basura. Mayores apoyos a las artes y modernización con dinero público de una arena de espectáculos.

En México hemos oído que los oaxaqueños han hecho caminos artísticos maravillosos de conformidad con la “cultura única en el mundo del pueblo mexicano”. Y cómo antes contratistas sólo pintaban con emulsión y se borraba las reparaciones con las primeras lluvias, apareciendo al instante los mismos hoyos y baches, mutatis mutandis, ejemplos indiscutibles de la incultura mexicana del pasado.

Estamos convencidos que el AIFA ahí va, paso a pasito ya que los cínicos neoliberales pretendían hacer un moderno Santa Fe para su propio beneficio en los terrenos actuales del Benito Juárez. Y hasta desaparecieron Mexicana de Aviación.

Sabemos del valor de la palabra de quien conocemos es la Ley del Ejecutivo y que Monreal bailó de gozo al oír su nombre nombrado por el mero jefe, que enfermo y todo, aún manda.

Con sus polémicas verdades, clichés y algunas mentiras. De todo se vale en el poder.


Publicado en LFMOpinión.

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