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Cuando se juntan la necesidad y el hambre, los morenistas no miden sus alcances y habilidades por atropellar las reglas electorales que su partido marcó.

#TheBunkerNoticias | Piso parejo
Por: Redacción
  • 01/08/2022

Gerardo Conde
Entrelazando



La nota de los diarios y de las plataformas digitales resaltarán este lunes primero de agosto los excesos de “democracia partidista” en el proceso de elección de Consejeros de Morena.

Ante las tropelías públicas, el inquilino de Palacio y el flamante dirigente morenista dirán: tenemos otros datos, fue una jornada ejemplar del pueblo sabio para elegir a sus congresistas.

Una vez más la máxima “no me salgan, con que la ley es la ley”, escriturada por el inquilino de Palacio cada vez que la necesidad obliga —léase sus famosos decretos de seguridad nacional—, se hace uso de ella para hacer valer la cultura del cinismo y del agandalle, sin mirar quién te observa.

En otras palabras, para los morenistas —incluyendo al tabasqueño— la observancia de la Ley es una práctica de la burguesía hoy llamados: machuchones, neoliberales, conservadores y fifís, por lo tanto no va con ellos ya que su ley es la “justicia” y, sobre esa lógica, es su conducta pública. Ejemplo, la revocación de mandato, donde mostraron su concepto de moralidad al tener la bendición del inquilino de Palacio en el manejo de los recursos públicos.

Bajo esa escuela del cinismo y del agandalle, los morenistas actuaron sin ataduras el sábado 30 y el domingo 31 de julio, para inducir en el pueblo sabio a sus candidatos a consejeros, ya que obtenía el cargo el que obtuviera el mayor número de votos.

Con esos valores democráticos se presentaron las arcaicas prácticas de la movilización del voto, sin el más mínimo decoro, a grado tal que personajes como John Ackerman, en su papel de observador electoral, declaraba: “los priistas eran menos cínicos, cuidaban las formas”, a diferencia de los morenistas que sin ningún pudor trasladan a los militantes a los centros de votación y les indican el sentido del sufragio. El punto es ganar.

Para los morenistas el fin justifica los medios.

Si el fin es ser Consejero, que lo lleve a ser parte de la cúpula de su partido a nivel distrital, estatal y nacional, y con ese cargo tener injerencia en la elección de candidatos a cargos de elección popular en el 2023 y 2024, bien vale la pena un instante de bochorno por no respetar las reglas de le elección.

Por tanto, en este proceso de elección de consejeros los morenistas sacaron sus mejores dotes de mapachismo en el manejo de distintos medios y recursos para persuadir al pueblo sabio de participar en este proceso electivo, y cumplir con sus jefes.

De ahí que la contienda de los morenistas para elegir a sus consejeros se caracterizó en que cada “jefe” impusiera su propio piso electoral, sin mediar el pudor y la ética en sus ejercicios para obtener el mayor número de votos a favor de sus candidatos, no hacerlo bajo esta mecánica significaba quedarse relegado en las decisiones partidistas del 2024.

Por eso la protesta del Senador Ricardo Monreal y de sus huestes por ser excluidos del proceso electivo de consejeros, porque saben que de manera “legal” sus aspiraciones se quedarán en buenos deseos, al no tener consejeros que los respalden en sus pretensiones futuristas.

Finalmente, esta elección de consejeros mostró sin ningún rubor que, cuando se juntan la necesidad y el hambre, los morenistas no miden sus alcances y habilidades por atropellar las reglas electorales que su partido marcó, en aras de ganar e imponer su propia interpretación respecto a la máxima del inquilino de Palacio: “No me salgan, con que la ley, es la ley”.

E-mail: conde_consultor@live.com.mx
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Publicado en LFMOpinión.

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