Espiral


La controversia

Mientras tanto, el famoso animal político desde la presidencia sexenal se divierte, suma puntos y electores, sin importarle realmente el resultado de la controvertida discusión. Él asegura tener la razón.

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Por: Arturo Martinez Caceres
  • 31/07/2022

La enésima generación de extranjeros nacidos en México está de plácemes. Ahora sí la 4T sentirá el rigor del jalón de orejas y en el horizonte aparecerá la seguridad de regresar a la ‘normalidad’ para garantizar beneficios para las empresas extranjeras y sus socios empresarios de gran tradición en el mundo de los negocios, que aspiran a obtener altas tasas de ganancia con el mínimo pago de impuestos y altos precios relativos; con el uso de ventajas competitivas, mejores capacidades tecnológicas comparativas y sus relaciones con gobernantes que otorgan y firman los permisos, muchas veces mediante complicidades y comisiones.

Desde su visión no importa la alta concentración de la riqueza ni que la distribución del ingreso sea regresiva, como en Haití y en México. Ello es secundario en el modelo. El progreso tiene costos sociales que hay que asumir.

Sin embargo, pudiera ser que un tozudo, necio, famoso pejePresidente, de la mano de Chico Che, les gané la partida otra vez, o, cuando menos, posponga hasta después del 24 la derrota, ofreciéndoles ‘tablas’, como en el juego del ajedrez.

Como se sabe, hoy el petróleo está en el centro de varias disputas internacionales, tanto por la invasión rusa a Ucrania como por la creciente demanda inflacionaria postpandemia.

Lo anterior llevó al presidente de los EUA, Joe Biden, a viajar a Arabia Saudita para confirmar la seguridad de esa fuente de abastecimiento. Fue recibido por un principal acusado de asesinar a Jamal Khashoggi, periodista disidente, lo saludó con los nudillos de sana distancia y cubre boca N95. Unos días después se aisló en la Casa Blanca por contagio de Covid. Todo por el petróleo, dijeron con sorna sus críticos.

En nuestra controversia, por una parte, se invoca el Tratado Trilateral México-EUA-Canadá (T-MEC) con certeza casi religiosa, para insistir en la competencia y necesarias condiciones igualitarias para todos los agentes económicos de los tres países participantes en los mercados de referencia: el oro negro de petróleo y refinados, el gas, el carbón, energías limpias y las tradicionales redes hidráulicas, su generación y distribución principalmente.

Por su parte, el discurso mañanero desde Palacio Nacional es el clásico del 38 (que no del 36 como dijera el ignaro de Fox), cuando la nacionalización del petróleo por la administración del general Lázaro Cárdenas y el del 60 cuando el presidente López Mateos nacionalizó la industria eléctrica. Ambos hechos históricos de beneficio social hacia el control de la producción interna para fomentar el crecimiento y el desarrollo del país.

En este entorno sobresale en la opinión pública la insistencia de subrayar la gravedad del horizonte frente a frivolidades y bromas musicales.

Insisten y con razón, en la necesidad de tomar el asunto con la seriedad que se requiere y prepararse bien para afrontar la madre de las batallas. No será un paseo por La Alameda. Y es que hay que recordarlo, también el litio está en juego.

Será otra vuelta de tuerca obligada por el impacto de la creciente pobreza en la región, la migración incontrolada, la pandemia reciente, el entorno inflacionario y la recesión mundial en puerta, el cambio climático, el horror de la invasión rusa a Ucrania con miles de muertos y desplazados, altos precios de insumos y escasez de alimentos, además de nudos en las cadenas de distribución que han obligado a repensar las mejores estrategias para garantizar óptimas ventajas en la producción de energías, principalmente para consumo interno y la satisfacción de necesidades elementales.

Atrás quedó en la región el planteamiento de abrir indiscriminadamente la inversión privada puesto que la demanda creciente determinará la viabilidad de cada nación para mitigar la pobreza y desarrollar actividades primarias y secundarias que garanticen la producción y distribución a los mejores precios posibles de insumos y bienes de uso intensivo y generalizado en la sociedad, como la electricidad y las gasolinas.

Se insiste, en que la globalización, con sus valles y profundidades, cambió el pensamiento rector de fomento privatizador bajo el impulso de Reganomics y las estrategias del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y demás organismos financieros y comerciales regionales.

Sin embargo, nacionalismos calificados como trasnochados, léase Argentina, Colombia, Bolivia, Chile, Perú, México, por ejemplo, no son bien vistos ni aplaudidos desde la óptica de las poderosas metrópolis hegemónicas, ya que pueden inhibir el libre mercado, frenar la inversión del exterior y generar ventajas que distorsionan precios y competencia.

Se insiste en que la seriedad no debiera de estar reñida con el buen humor como parecería ser el lema de campaña de los catrines, atildados en público y de ordinariez vulgar por teléfono.

Cabe recordar que en La Lotería, en las ferias populares, el valiente, que algo tiene de identidad social, es mucho más popular que el catrín, aislado en la estratósfera.

Aunque los críticos de plumas contratadas exprofeso insistan en la ‘destrucción’ de las instituciones en esta administración de transformación.

En efecto, él se defiende, explica, dice que de eso se trata: dejar de reproducir un sistema inequitativo de aumento de diferencias abismales entre clases sociales, auspiciado por una cleptocracia insaciable. Impune y corrupta.

En este sentido la crítica contraria es fundamentalmente emocional, sin poder señalar con objetividad fracasos y rupturas, salvo la clásica y cómoda referencia de que la 4T no sabe qué hacer, lo que francamente muestra una ignorancia supina de nuestra realidad.

En efecto, si algo es claro en la 4T es el qué hacer, lo más difícil es determinar los cómos y llevarlos al cabo. El elefante reumático está acostumbrado a moverse lentamente con impunidad, con base en negocios de dudosa reputación y huachicoleo. Están acostumbrados a las dádivas del exterior y a matrimonios de conveniencia con quien sea, incluso con Vox.

En el extremo, acusan al famoso pejePresidente de caudillo tropical y, sin embargo, aplauden a Trump, el promotor del ataque a El Capitolio y enjaulador de niños migrantes para hacer "America Great Again!" Como siempre, la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo.

Mientras tanto, el famoso animal político desde la presidencia sexenal se divierte, suma puntos y electores, sin importarle realmente el resultado de la controvertida discusión. Él asegura tener la razón.

Hay que señalar, además, la asociación entre otra crítica promovida desde el exterior en sociedad con las empresas y organismos más recalcitrantes y derechistas de los X‘s organizadas en ‘think thanks’ y demás, que muestran que lo que más tienen es dinero, incluso por financiamiento de los organismos estadounidenses identificados con sus intereses y muchas ganas de comerse vivo al pejePresidente.

Son los críticos de Allende, de Lula, de la apertura argentina. Denostaron a Obama en su tiempo y queman incienso a la Thatcher.

No todo es miel sobre hojuelas. Es cierto, ha aumentado la pobreza en México, la violencia e inseguridad son imparables.

Se promueve, como antes, a políticos mediocres como Delfina hacia la gubernatura del Estado de México.

A pesar de lo anterior ya pagan los ricos impuestos. Y en las casas de apuestas pagan doble contra sencillo que volverá a ganar Morena en la próxima sucesión presidencial.

Se sabe que la mayoría de los mexicanos, alrededor del 65% de los electores, dice que votará a favor de alguna de las corcholatas, mientras que Monreal seguramente estará en la jugada con otro partido.

La oposición tradicional seguirá pagando, entre mentadas y lágrimas, el fracaso de su incapacidad para comprender cómo los arrolló el tren de la 4T.

Aunque desde el extranjero, afirmen que se requiere seriedad para devolver el petróleo, el litio y la electricidad para la explotación eficiente de empresas extranjeras.

Mientras, en un Monterrey sediento, la nueva derecha occidental se reunió en el Congreso Iberosfera con tintes de ultras tipo Vox: "para fomentar los valores de vida, familia y libertades’ ante el avance de la izquierda continental a partir del Foro de São Paulo en 1991, que ha hundido a los países de Hispanoamérica en la miseria, el autoritarismo y la corrupción".

Casi al mismo tiempo, Francia anunció la nacionalización de la industria eléctrica, el gas y la industria nuclear. Se trata de "soberanía energética".


Publicado en LFMOpinión.

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