¿Quién profana nuestro suelo?

lfmopinion.com

Por: Luis Farias Mackey

• 24/07/2022

Aníbal buscaba conquistar el imperio romano y llegó, desde Iberia por los Alpes, hasta las mismas puertas de Roma, no obstante, lo único que logró fue la desaparición de la faz de la tierra de la gran Cartago, su nación. Por eso el oráculo de Delfos advertía, ten cuidado con lo que deseas.

Hoy, López Obrador desea un conflicto internacional que lo salve de la debacle de su gobierno y concite en “masiosare” a los mexicanos a aprestar el acero y el bridón.

Si bien no media la más mínima comparación entre Aníbal con el macuspano, estos personajes enfermos de grandeza se creen lo mejor del mundo y no toman en cuenta que son solo producto de una realidad.

Todos lo somos, sobre nuestros hombros cargamos demasiadas cosas ajenas, decía Nietzsche. No obstante, concluía: “Solo el hombre es para sí mismo una carga pesada”.

Por supuesto que son muchas las condiciones externas que nos limitan, pero debemos preguntarnos por qué en una misma familia cada hermano es diferente, por qué en una generación marcada por las mismas circunstancias hay pluralidad, por qué tras un accidente los afectados procesan de diferentes maneras y tiempos el suceso.

Lo común es oír que el padre o la madre nos hizo así, que los hermanos, que el profesor, que la esposa, que el accidente, que el gobierno, que el mal de ojo. Pero personas con la misma influencia, formación y circunstancia presentan actitudes diferentes ante la vida.

Y acudimos entonces a un ellos indefinido: si ellos no hubieran hecho, si no hubiesen dicho, si no hubieran tornado. El ellos de moda son los conservadores, neoporfiristas, neoliberales del pasado reciente. Nada más que hablamos de un pasado compartido. Así que cuando preguntamos quiénes son ellos la respuesta es nosotros, y en particular cada tú.

Vivimos en sociedad y compartimos tiempo, espacio y circunstancias, pero cada quien elige las condiciones que lo hacen ser quien es. No son los ellos sino el yo quien toma de la realidad y sociedad lo que lo hace ser como es.

Para uno la vida es triste porque de la vida escogió tristeza. Por qué lo hizo responde a un sinfín de cuestiones que implican consideraciones químicas, fisiológicas, biológicas, psíquicas y emocionales de profundo calado. Pero él y solo él perfiló lo que es. Cada quien forja su actitud y modelo de vida con sus debilidades y fortalezas.

La vida del individuo, siendo en sociedad, es solo suya. Cada quien escoge la moral que mejor lo esclaviza.

En otras palabras, no podemos culpar nuestro fario por circunstancia externas, si bien son externas, solo nosotros las introyectamos, para bien y para mal.

En otras palabras, Calderón no le arruinó la vida a López Obrador y, a través de él, a los mexicanos: López Obrador escogió a Calderón como su personal veneno y yugo, a grado tal que no puede vivir sin él y es la yunta que lame.

El mundo no se equivoca, errar es solo privilegio nuestro.

Por eso Nietzsche escribía que “¡Hay mucho en el interior del hombre que se asemeja a una ostra: repugnante y viscoso y difícil de agarrar!”

Así que no le compremos a López Obrador la venta del “extraño enemigo”.

Porque en su caso, el de su gobierno y el tema de las consultas previas a las sanciones comerciales y económicas de nuestros socios en Norteamérica, la más pesada carga es él, sólo él.

No hay a nuestras puertas ningún Aníbal armado, nadie sitia nuestras ciudades, nadie roba nuestro petróleo, ninguno cercena nuestro territorio, ni nos imponen rubio emperador; no vemos a Huertas en Palacio ni los monstruos o amenazas que se nos venden como entelequias y molinos de viento, solo vemos un triste personaje en penoso escenario y enfermiza desesperación. Ningún ejército amenaza con profanar con sus plantas nuestro suelo, al contrario, quien profana es él un acuerdo internacional junto con la dignidad y grandeza de México.

Publicado en LFMOpinión.

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