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Eran muy queridos, pero no funcionaron los abrazos

Un compañero sacerdote narra cómo eran El Gallo y Morita.

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Por: Redacción
  • 23/06/2022

Habla Javier Ávila, conocido como el padre "Pato", tras el asesinato de sus compañeros de fe y congregación: Javier Campos y Joaquín Mora en Cerocahui, Chihuahua.

Ayer martes visitó el pueblo en la Sierra Tarahumara y encontró lágrimas y lamentos por el crimen que les arrebató a los dos sacerdotes jesuitas este lunes.

"Eran muy tranquilos los dos, vivían en paz, vivían en mucha relación con el pueblo, con la gente. Los querían mucho. No eran nada conflictivos, nada, eran tranquilos; no había ningún señalamiento que dijeran 'con razón los mandaron matar'. No, para nada", señaló.

"Buenos pastores y, le digo, era gente muy querida, tan querida que ahorita la comunidad está lastimada, está triste, está adolorida con los acontecimientos".

Ávila señala que el sacerdote Jesús Reyes presenció el asesinato de sus hermanos, quien aún no se explica por qué a él no le disparó José Noel Portillo, alias "El Chueco", líder de una organización criminal, señalado como presunto autor del doble homicidio.

El criminal, indicó Ávila, le pidió perdón a Reyes y él le aconsejo retomar el camino del bien.

Según el "Pato" Ávila, todo aquel que pisa la Sierra Tarahumara sabe que se trata de una región violenta, en la que hay que pisar firme, pero con cautela, desde hace más de dos décadas.

"Eso lo hemos vivido y experimentado todos. No sólo la zona de Cerocahui, Creel, Guachochi, el sur, de Chinatu, de Chinipas, es una región conflictiva todo esto. Sabemos y caminamos con prudencia, no somos imprudentes, aunque a veces, de repente, nos hartemos y digamos '¡ya!'", expone.

"Sabemos que hay poblaciones en que se dice 'de tal hora a tal hora, ahí la circulación se cancela, ahí la circulación se prohíbe'. En tal comunidad, en tales horas, en cuanto se meta el sol ya no hay que salir, las cosas cambiaron de manera muy lamentable".

Pese a las condiciones y estar expuestos, resaltó, los misioneros acuden a la región porque se necesita su presencia.

No obstante ello, Ávila subraya que es necesario que el Estado cumpla con su obligación de garantizar la seguridad a los ciudadanos, más allá de la frase del presidente Andrés Manuel López Obrador: "Abrazos, no balazos".

"Ahorita ya los abrazos no alcanzan para cubrir los balazos, ¿me explico? Hay tantos balazos que ya no puede uno dar tantos abrazos, superan los balazos a los abrazos. En otras palabras, esos principios no funcionan, son ilógicos", consideró.

El padre "Pato" comenta que los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora eran muy queridos por la comunidad.

Campos, apodado "El Gallo", gozaba de singular humor, y refiere que su sobrenombre se lo ganó por cantar como gallo a donde llegara para levantar los ánimos, romper el silencio o, simplemente, anunciar su llegada. Por su parte Mora, llamado con cariño "Morita" peleaba por los Derechos Humanos en las comunidades.

Con información de Reforma.


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