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Jubilar las cumbres: Curzio

Un vecindario sin resolver y 60 años de anacronismo cubano, 20 del venezolano y 40 en Nicaragua son el marco de la Cumbre de las Américas hoy.

#TheBunkerNoticias | Jubilar las cumbres: Curzio
Por: Redacción
  • 06/06/2022

Sobre la Cumbre de las Américas, Leonardo Curzio, especialista en relaciones internacionales, comenta que, ésta que da inicio hoy, deja en claro tres elementos fundamentales: 1) la estatura de los liderazgos de la región, 2) el ensimismamiento de nuestros países en sus dinámicas internas y 3) la disfuncionalidad del sistema interamericano.

Para él, todos los intentos por articular esfuerzos hemisféricos han terminado en solo buenos deseos. Pocas regiones en el mundo han padecido tal ineficacia en estructurar soluciones a sus problemas.

En nuestro caso, la potencia hegemónica, Estados Unidos, oscila entre esporádicos afanes de inclusión y un desinterés completo. En su momento, la Alianza por el progreso o el consenso liberal de los 90 sostuvo un discurso incluyente, pero en otros, la mayoría, ha privado un desinterés casi completo. De hecho, Estados Unidos carece de un proyecto hemisférico y da por sentado que en su patio trasero la desigualdad social y la disfuncionalidad de los gobiernos son la norma y bien puede vivir con ello.

Por el lado latinoamericano, sin embargo, no ha habido, al menos en los últimos años, un proyecto de diálogo estable, consensuado y fecundo.

El ensimismamiento de los gobiernos en sus dinámicas nacionales impide tener una perspectiva común para procesar la región como un campo de actuación.

Estados Unidos tiene problemas internos y su atención está centrada en su dilema estratégico con China y la redefinición del mapa eurasiático. Mientras que en América Latina los liderazgos parroquianos se dedican a construir apoyo popular. Cada loco con su tema.

De cara a este panorama mejor sería jubilar las cumbres y optar por reuniones técnicas en temas comerciales o biosanitarios.

Este desinterés es causa y consecuencia de la mediocridad para pensar en la región de los liderazgos político.

Veamos a Biden y su diplomacia incapaz de cabildear una Cumbre con algo más que discursos. Su recuperación verde post pandemia debería verse acompañada de un paquete de inversiones para equilibrar el avance chino. El pacto migratorio debiera incluir un fondo para apoyar a países a atender las causas de su migración. La apuesta por los Derechos Humanos y la prensa libre requeriría algo más que una declaración política.

En otras palabras, no basta con no invitar a los impresentables, ¿qué ha hecho la región para mejorar el destino de los venezolanos que emigran masivamente?

Generalmente, a las cumbres se llega con propuestas financieras, como los estímulos que ha aprobado la UE o el plan que el propio Biden ha impulsado en EUA.

¿Resultaba tan difícil un planteamiento de unos cuantos millones de dólares para atraer líderes americanos a algún tipo de convergencia?

Por otro lado, en el sur, los liderazgos oscilan entre lo gris y lo patético. El que más agua desplaza es Fernández de Argentina, con más deudas que autoridad. Bolsonaro ni a nulidad llega. El resto se mueve en bola entre el oportunismo (Bolivia) y la reorientación de prioridades (Chile y Perú).

En América Central, en vez de concertadores como Óscar Arias, contamos con Bukele; Daniel Ortega es su peor versión y López Obrador sigue enredado en una empanada mental que combina un ALCA con una suerte de Unión Europea, coronados con planteamientos inconexos sobre la fraternidad universal y la acción concentrada en Centroamérica; no le da más que para repartir dinero en giras internacionales y ofrecer un programa desforestador como solución a la migración. Su posición ambigua respecto a su asistencia denota su debilidad y ni de coartada le sirve. Si tuviera una estrategia fuerte no faltaría, estaría en peleando por ella.

Nuestro continente es disfuncional, desigual, violento, ideologizado y resentido, con un pariente rico emproblemado, que presta una atención intermitente al vecindario y una América Latina que lleva dos siglos sin resolver su atraso y 60 años tratando de justificar el anacronismo cubano.

Con información de El Universal.

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