Los casinos lo marcaron como el equipo débil de la final de la Champions League, pero la gente sabía que no era así. El Real Madrid pasó cada una de sus etapas con el cuchillo entre los dientes y el Liverpool fue la última de sus víctimas.

Nadie en el continente europeo tiene más 'orejonas' que los merengues. Ya son 14 títulos, tiene una ventaja de siete campeonatos sobre el Milán, el segundo club más ganador del certamen.

Contrario a lo que fueron las fases eliminatorias, el partido fue cerrado y las emociones en las áreas eran escasas. Todo iba a definirse con una sola anotación y aunque el Liverpool dominó todo el encuentro, pecaron en la contundencia.

El Madrid necesitó solo un tiro a gol para declararse como campeón. Llegó a través de Vinicius Jr., quien cerró la pinza en un tiro cruzado que mando Federico Valverde al minuto 59. Desde ese momento, los de blanco supieron sufrir y aguantar cada embate.

Los ingleses se quedaron sin ideas, sin tiempo y sin titulo. El árbitro marcó el silbatazo y el Liverpool volvió a perder frente al Madrid, como sucedió en la edición de 2018. Hala Madrid.

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