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En fuga con sus captores: ‘El Bronco’

Se fugaba a 180 kilómetros por hora cruzando casi a vuelo todo Nuevo León, quienes operaban su huida eran sus custodios y, finalmente, captores.

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Por: Luis Farias Mackey
  • 08/05/2022

En entrevista con Loret de Mola, Samuel García sostuvo una fuga de Jaime Rodríguez Calderón a 180 kilómetros por hora, cruzando todo el Estado de Nuevo León de oeste a oriente, de García a Terán. La versión del hoy gobernador pinta a un exgobernador alterado, huyendo y, lógico, en persecución.

La verdad es muy otra.

El día empezó en Pablillo, pueblo cercano a Coahuila, a donde pudo huir el mejor conocido como ‘Bronco’. En lugar de ello se acercó a Monterrey. Fue a García, a su propia casa. Luego salió con rumbo a Terán, iba a visitar un rancho y seguramente pernoctaría en él. De no ser así, regresaría a García. De ello estaban enterados quienes lo acompañaban, sus escoltas y chofer: agentes de la Secretaría de Seguridad Pública de Nuevo León.

En el camino, el carro escolta adelantó al del exgobernador, también un vehículo de la Secretaría de Seguridad Pública y lo paró, bajo el argumento de algún incidente con el crimen organizado kilómetros adelante. El exgobernador, en lugar de reclamar o dar ordenes de regresar, decidió esperar a más información. Sus escoltas le informaron que habían solicitado refuerzos.

Pasó media hora sin noticias y fue entonces que Jaime Rodríguez se bajó de su camioneta para preguntar el estado de la situación. Fue entonces que le dijeron que tenían orden de ¡capturarlo!

Solicitó le mostrarán la orden de aprehensión; no la tenían consigo quienes así la cumplían: sus escoltas. Sí, leyó bien, quienes lo capturaron en plena fuga eran quienes lo trasladaban y cuidaban. Lo hicieron con una orden por radio. De ello debe haber grabaciones.

"Muéstramela (la orden de aprehensión), al menos, en tu cel", pidió. Tampoco la tenían, el documento venía en camino desde Monterrey, éste sí, a 180 kilómetros por hora, después de que el gobernador Samuel García, había publicado en sus redes la "captura de Jaime Rodríguez" urbi et orbe, antes de que se cumplimentara.

Sin orden de aprehensión fue metido a uno de sus carros escoltas-captores. Su heroica capturada fue captada por sus captores en teléfonos celulares de donde luego, por arte de magia y no desde las redes de sus escoltas, aparecieron filtradas en redes sociales con obscena profusión.

Hoy se sabe que la orden de aprehensión se le presentó tiempo después de haber sido privado de su libertad.

Lo demás es de todos conocido: prisión preventiva por intento de fuga, declinación de competencia del juez que dictó la prisión preventiva, pingponeo de jurisdicciones por casi ya dos meses, sin que a la fecha se sepa quién es competente para juzgarlo, una gran campaña mediática en su contra y sobre su prisión, desacató de las autoridades de la orden de un juez para llevarlo de emergencia a un hospital privado, la publicación de un parte médico, información protegida, por parte de la Secretaria de Salud de Nuevo León, quien no tendría por qué tener acceso a su expediente médico y menos a darlo a conocer sin su consentimiento y, ahora, la recepción del Secretario de Gobernación a la esposa de Rodríguez Calderón, tras carta de él publicada en medios y una campaña de la señora Adalina en redes y medios denunciando las irregularidades del caso.

Pero veamos los hechos. De Pablillo, o de García, lo más cercano, casi a tiro de piedra, es Coahuila, bastaba con cruzar la frontera, si de huir se trataba. En lugar de ello, regresa a su caso, se alista y sale con rumbo a Tamaulipas.

Fuga de la justicia, de una causa que desconocía que estuviera activa tras quedar enterrada en un sin fin de errores del Congreso del Estado; pero una fuga conducida y escoltada por agentes de la Seguridad Pública de Nuevo León que jamás lo perdieron de vista y quienes, finalmente, lo capturaron. La verdad es que Jaime Rodríguez jamás estuvo fuera del alcance de las autoridades, antes bien, estaba bajo su custodia.

Son sus escoltas, de los que jamás estuvo fuera del alcance, quienes detienen su camino a Terán, posiblemente por temor de sus mandos a que en lugar de Terán, Jaime se saliera del Estado, inventan para ello un problema de seguridad, de suerte de hacer llegar mientras tanto la orden de aprehensión. Cuando las cosas se le complican, ordenan su aprehensión, alegan intento de fuga y publican fotos de su captura. Si hubiesen dejado que fuera al rancho al que se dirigía, hubiera llegado con calma la orden de aprehensión y se hubiese ejecutado en él a su salida, pero les ganó la espectacularidad y violentaron hasta la ley de la gravedad. Por eso el otro delito que le sumaron, porque el primero lo contaminaron las propias autoridades al grado de ser remediable y lo saben

Antes de ello, ya el gobernador García en sus redes había anunciado la casi titánica captura.

El asunto ha llegado ya a la instancia federal. Destaca el acuerdo de tres áreas de Nuevo León: la de la Secretaría de Seguridad, quien siempre tuvo bajo su custodia, de día y de noche, a Jaime Rodríguez Calderón, con conocimiento de todos su movimientos, contactos y reuniones; la de la Fiscalía de Justicia y la de un juez que obsequió la orden de aprehensión. Con una salvedad, que no necesariamente se da en otras entidades: las dos últimas instancias son independientes políticamente del gobernador y responden a partidos diversos.

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