Enrique Alanís
Colaborador invitado

De acuerdo al promedio de las estimaciones de distintas instituciones financieras, el pronóstico de crecimiento para China en 2022 pudiera aproximarse al 4.5 por ciento. El escenario más bajo considera un crecimiento de 3.9%, mientras que en el más optimista se esperaría hasta 5.1 por ciento.

El Partido Comunista de China ha comunicado anteriormente como pronóstico un crecimiento de 5.5%, el cual está fuera del rango de 6-8% que se había comprometido a mantener, con el objetivo de alcanzar o sobrepasar a la economía de EUA antes de 2030.

La reducción de dichas expectativas se debe en gran parte a los cierres y restricciones que recientemente ha provocado el significativo incremento de contagios por Covid-19 dentro de China y, por ende, los efectos inmediatos y posteriores en su economía local y en la global también.

Al momento, dicho país se encuentra en la etapa más complicada de los dos años de pandemia. Vale la pena añadir, también, que al menos en 2018 y en 2020 EUA, siendo la primera economía del mundo, impuso sanciones económicas a China, quien reaccionó igualmente con represalias equivalentes. Por lo tanto, la continuidad de una positiva relación de intercambio comercial entre los dos países depende significativamente de las empresas, pues ambos gobiernos han ido incrementando el grado de competencia, enfrentamiento y restricción comercial.



Mi análisis y prospectiva:

La expectativa de corto plazo de un bajo crecimiento causado por la pandemia, aunado a escenarios de mediano y largo plazo donde China pudiera sufrir una reducción de su balanza comercial, probablemente provocarán que desde este año se implementen cambios de estrategia o inclusive reformas económicas y fiscales en dicha nación.

Este año es de gran importancia para su presidente, Xi Jinping, ya que después de haber logrado cambiar los estatutos para permitir una reelección indefinida cada cinco años, a finales de 2022 se llevará a cabo la reunión del Partido Comunista donde se decidirá su continuidad y, así, poder iniciar su tercer periodo en el gobierno.

Por lo anterior, el presidente Xi Jinping buscará todas las alternativas para mantener el dinamismo de su economía con una alta probabilidad de que China aproveche la influencia y dependencia comercial que ya ha generado en otros países para, no sólo reforzar alianzas y tratados, sino inclusive presionar y promover el uso de su moneda, el yuan, como capital de referencia y reserva, con el fin de fortalecer su valor e incrementar su uso, similar a toda proporción a Rusia, que está actualmente exigiendo a sus clientes el uso del rublo por la venta de sus energéticos. Incrementar el uso del yuan no es algo que se logra con facilidad y seguramente implicará múltiples ajustes para China, pero pudiera ser una estrategia que se esté considerando.

Otra vía de crecimiento que China contempla desde hace un par de años es el incremento del consumo interno; sin embargo, las estimaciones no lo consideran como estrategia suficiente para mantener elevados crecimientos.

Entre más pronto se logren mitigar los contagios por la pandemia en China y se restablezca la producción y operación normal, el presidente Xi Jinping llegará fortalecido a su reelección, mas permanecerá el reto de mantener un alto crecimiento anual por los próximos años, lo cual requiere de nuevas estrategias y constantes ajustes.


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