La prisa es mala consejera. El Tren Maya avanza en ruta de colisión.

Ahora la vorágine desatada por la construcción del Tren Maya y su impacto ambiental ha permeado las fronteras. En duro comunicado, la organización Ocean Futures Society, del explorador marino Jean-Michael Cousteau, ha criticado que las obras estén avanzando en la selva sin contar con “el imprescindible” estudio de impacto ambiental y ha pedido al presidente Andrés Manuel López Obrador que escuche “las honestas peticiones que han hecho los grupos organizados en México, representados por artistas, músicos, defensores del medio ambiente, investigadores y académicos (…) Podemos asegurarle que no estamos pagados por nadie para hacer público este comentario”, reza el escrito.

El pronunciamiento llega después de que la maquinaria gubernamental y partidaria se movilizara para defender el proyecto del presidente, tachando de “pseudoambientalistas” a quienes se oponen a la construcción del Tren Maya sin estudios de impacto ambiental.

La controversia escaló de tono cuando el presidente contestó a artistas como Eugenio Derbez, Kate del Castillo o Natalia Lafourcade un video en el que alertan sobre los impactos del cambio en el trazo de las vías entre Cancún y Tulum, que están pasando por selva virgen plagada de cuevas, cenotes y ríos subterráneos.

“¿Dónde estaban los pseudoambientalistas cuando hace años empezó la verdadera devastación del sureste de México?”, respondió la Secretaría de Medio Ambiente en un comunicado publicado el fin de semana.

Ahora es la fundación Cousteau quien pide al Gobierno acepte recorrer junto a los ambientalistas y científicos el área afectada por la construcción, donde se están deforestando decenas de hectáreas de selva y se pone “en grave peligro una fuente vital de agua”.

“No debemos olvidar que nadie es dueño de un país y que cada generación debe velar por tratar de dejarlo en mejor estado de como lo recibió en su momento”.

Rubén Arvizu, director general para América Latina de Ocean Futures Society, resalta la ausencia de una manifestación de impacto ambiental, requisito indispensable para la construcción de cualquier obra. “Se han estado saltando las cosas como deben hacerse”, lamenta.

Mientras tanto, el Gobierno se escuda en un decreto que declara los proyectos estrella del presidente en asuntos de “seguridad nacional”, exceptuándolos de cualquier trámite o permiso administrativo.

La relación de los Cousteau con México es extensa. La fascinación del fallecido explorador por el Mar de Cortés le llevó a bautizarlo como “el acuario del mundo” y en Nayarit filmó el documental La isla de los pájaros.

En Yucatán su historia se remonta a 1975, cuando un pescador de langostas vio a un tiburón dormido en una cueva frente a Isla Mujeres. La imagen suponía todo un descubrimiento: hasta entonces se pensaba que los escualos tenían que estar siempre en movimiento para sobrevivir. El pescador le contó la historia al buzo mexicano Ramón Bravo, quien captó las primeras imágenes de tiburones dormidos. Bravo se puso en contacto con Cousteau, quien dedicó uno de sus célebres documentales a los tiburones durmientes de Yucatán. Desde entonces, su hijo Jean-Michael siguió esa relación explorando durante años los cenotes y cavernas de la península.

Este lunes, la polémica en torno al Tren Maya creció mundialmente con acciones de la organización ambientalista Greenpeace en la zona de las obras a la altura de Playa del Carmen.

Una decena de activistas se han encadenado a las máquinas que están talando la selva, apoyados por otros tantos miembros de organizaciones locales como MOCE Yax Cuxtal o Centinelas del Agua. Los activistas han criticado la llegada de un vehículo del Ejército con cuatro soldados que empuñaban armas largas.

“No había una situación como para eso, fue una acción intimidatoria”, lamenta Patricia Godínez, de MOCE Yax Cuxtal.

Aún así, los activistas se mantuvieron encadenados a las máquinas hasta las 5 de la tarde, hora en que termina el horario de trabajo de la constructora. Únicamente permitieron el paso a personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes estaban estudiando unos vestigios arqueológicos encontrados en una cueva que quedó al descubierto tras la tala de árboles.

Pese a las críticas que está recibiendo el proyecto y a los amparos de las comunidades indígenas afectadas, así como de las ambientalistas, el Gobierno no muestra disposición a negociar un cambio en el trazo del tren para que las vías vuelvan a discurrir a lo largo de la carretera que ya conecta Cancún y Tulum, como estaba originalmente planeado.

La maquinaria pesada avanza en destrucción indiscriminada de la selva en el tramo 5 sur, que va de Playa del Carmen a Tulum, a cargo de las constructoras Grupo México y Acciona.

Mientras tanto, las obras que van desde Cancún a Playa del Carmen están a punto de iniciar con la llegada de ingenieros militares a la zona, que hasta ahora habían estado dedicados a la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles.

“Las personas de la región quieren y ven en el Tren Maya un camino de esperanza para su bienestar y felicidad en sus propias comunidades, a diferencia de lo que en administraciones anteriores se hacía para perpetuar el beneficio de unos cuantos”, sostiene la Secretaría de Medio Ambiente en un comunicado del pasado sábado.

Según ella, responsable de hacer valer las manifestaciones de impacto ambiental, se está “impulsando la conservación del territorio a través de la ampliación y creación de Áreas Naturales Protegidas”, sin ofrecer más detalles acerca de las mismas.

Por su parte, el presidente López Obrador ha destacado la creación de un parque de mil hectáreas dedicado a la protección del jaguar a la altura de Tulum y aseguró este lunes que las obras no afectarán los cenotes de la región. Antes había dicho que no se iba a tirar ni siquiera un árbol en la construcción del tren.

Los ambientalistas lo ponen en duda, dado que ya han aflorado las primeras cavernas en las obras y la desforestación es evidente.

A diferencia de sus otras obras emblemáticas, el Tren Maya ha despertado alarmas internacionales, lo que hace difícil al presidente controlar la conversación que, así, se sale del corral de las mañaneras en Palacio.

Con información de El País.

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