El sábado por la tarde la cancha del estadio Corregidora no sólo vio correr a los 22 jugadores de Querétaro y Atlas, sino también a cientos de personas que buscaban refugio ante la trifulca que había comenzado en las gradas y que los elementos de seguridad no habían podido evitar; sin embargo, ya se tiene una posible respuesta: todos los policías eran improvisados.

A través de hojas de papel, como si se tratase de un empleo en el que no se salvaguardaba la vida de las personas, se ofrecía el empleo para dar seguridad en el estadio para un encuentro ya considerado de alto riesgo; la remuneración era de 300 pesos al término del partido.

Lo único con lo que se debía cumplir para tener el puesto era no contar con antecedentes penales ni ingerir algún tipo de estupefacientes, pues una prueba antidoping se iba a llevar a cabo y aunque la oferta llegó a filtrarse por Facebook, dicha publicación ya no existe.

La seguridad den encuentro estaba a cargo de la empresa G.S.E.K9, cuyo permiso pertenecía a Susana Pantoja Luján; además, de acuerdo con el permiso emitido por la Secretaría de Seguridad Ciudadana, el director de la compañía es Martín Espinoza.

En ese sentido, el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola, señaló que es importante verificar que la empresa que daba servicio de seguridad a Querétaro cumpla con la norma oficial mexicana, pues de no hacerlo no solamente se violaban las condiciones del contrato, sino que sería un importante agravante en el expediente.

De la misma manera, la secretaria de gobierno de la entidad, Guadalupe Murguía, dio a conocer a través de redes sociales que tras la violencia suscitada en el inmueble, la empresa que otorgaba supuesta seguridad quedó cancelada, así como otros cinco servicios adicionales que tenía y también se suspendió a cinco funcionarios públicos que no cumplieron con los protocolos establecidos.

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