Se violan los Derechos Humanos de 3.6 millones de niños y adolescentes.

Los Derechos Humanos a la educación y a la alimentación de 3.6 millones de niños y adolescentes son violentados por la cancelación del programa de Escuelas de Tiempo Completo, sostiene Alejo Sánchez Cano.

Delfina Gómez, secretaria de Educación, cerró las escuelas de tiempo completo, cortando de tajo con las escasas expectativas de desarrollo de millones de estudiantes en precariedad económica, además de violentar sus Derechos Humanos a la educación y alimentación.

Hoy, que la deserción escolar está en su punto más alto (5,2 millones de estudiantes), el retorno a las aulas representa un reto titánico, pero, en lugar de abonar en favor, la autoridad le suma más adversidades que dificultan, aún más, la reinserción de niños y adolescentes al sistema educativo.

La cancelación del programa de Escuelas de Tiempo Completo violenta los Derechos Humanos a la educación y a la alimentación de 3.6 millones de niños y adolescentes, tras los 15 años de operación con resultados sobresalientes. Además de las responsabilidades éticas y humanitarias, las legales deberán ser resueltas por la Suprema Corte de Justicia de la Federación.

La regresión es gravísima e inconstitucional, como lo denunció oportunamente Mexicanos Primero, por la reversión en materia de desnutrición y malnutrición de los estudiantes matriculados en este sistema.

Pero el impacto no es solo en los educandos, también pega al magisterio, toda vez que los maestros y directivos adscritos al programa recibían algunas compensaciones económicas que significaban un alivio para las de suyo mermadas economías familiares.

Algunos gobiernos estatales han decidido continuar con recursos propios el programa de Escuelas de Tiempo Completo.

El especialista sostiene que la SEP tiene las capacidades para enmendar el error, ya que se trata del derecho a la educación y a la alimentación de 3.6 millones de estudiantes.

La decisión, hasta donde se sabe, no se sustentó en estudio, consulta o proceso de revisión o evaluación alguno.

Se tomó en aras de apoyar la infraestructura educativa, sin considerar los daños directos y colaterales al estudiantado y a sus familias, muchas de ellas madres solteras que aprovechaban el tiempo que pasaban sus hijos en la escuela para ganar el sustento familiar. Un golpe más a las madres y niños mexicanos.

Niños que, en muchos casos, solo comían una sola vez al día en los comedores de las escuelas con horarios de tiempo completo.

Por las tardes esos estudiantes recibían, además, apoyo para hacer las tareas y recuperar aprendizajes académicos.

La desaparición del Programa Escuelas de Tiempo Completo es un golpe más a los derechos de la infancia, sostiene Sánchez Cano.

Las Escuelas de Tiempo Completo nacieron en 2007, tal parece que ese es su pecado. Surgieron para mejorar las condiciones del aprendizaje de las escuelas de educación pública en el nivel básico en escuelas de educación indígena o multigrado, de suerte que ofrecieran educación primaria o telesecundaria en poblaciones en situación de vulnerabilidad o en contexto de riesgo social y que presentaran bajos niveles de logro educativo o altos índices de deserción escolar.

En 10 años el programa rindió frutos que fueron patentes en las pruebas ENLACE y PLANEA, como también fue corroborado por las auditorías de desempeño realizadas por la Auditoría Superior de la Federación.

Y “ello, a pesar de que ya en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2021, el Programa no contaba con recursos, a lo que el entonces Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, indicó que se le destinarían 5 mil millones de pesos, que provendrían del programa La Escuela es Nuestra, de frente a las protestas de docentes y directivos, que dejarían de recibir los apoyos económicos derivados de estas actividades”, advirtió ayer la exdiputada federal perredista, Verónica Juárez.

Este programa, al igual que el de estancias infantiles, proveía un espacio seguro para desarrollar las habilidades cognitivas de las y los niños, junto con una alimentación balanceada y una sana convivencia con sus maestras y maestros y compañeras y compañeros.

Otro logro en la historia de la maestra Delfina.

Con información de El Financiero.

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