Productores negocian mientras federación como el chinito

canva.com

Por: Redacción

• 17/02/2022

Mientras en Palacio combaten con saliva y denuncias destempladas el cierre de las fronteras al aguacate mexicano, los productores fracasan en su intento por abrir ellos mismos la frontera norte a su producto.

Por lo pronto Estados Unidos seguirá impidiendo las importaciones del aguacate mexicano.

La primera reunión entre los principales productores del fruto y las autoridades sanitarias estadounidenses concluyó ayer miércoles sin abrir la única ruta de exportación certificada en México para ese producto.

No faltó la cordialidad y sobraron buenas intenciones de ambas partes, pero cerca de 25 mil toneladas en inventarios están en riesgo de perderse por la suspensión de actividades comerciales de este fruto, compás de espera que en siete días contabiliza pérdidas por 70 millones de dólares en ventas.

Fue la semana pasada cuando el Gobierno de Joe Biden unilateralmente suspendió las importaciones de aguacate, después de la amenaza directa a uno de sus inspectores en suelo mexicano.

Las intimidaciones al funcionario norteamericano frenaron en seco las transacciones de miles de aguacates al día y el cierre de una de las principales fuentes de ingreso para un depauperado Michoacán. Por cierto, nuevamente asolado por la CNTE y, ahora, además, los normalistas que reclaman como conquista la toma de casetas de peaje.

Ante esta triste realidad, y con miras a reabrir el comercio, ayer miércoles los principales productores y autoridades de Michoacán se reunieron por más de tres horas en el municipio de Uruapan con representantes del Departamento de Agricultura y del Gobierno estadounidense para intentar hallar una salida. Hasta donde se sabe, no acudió ningún funcionario federal.

Los norteamericanos piden garantías de seguridad, los productores mexicanos enviar los perecederos frutos a Estados Unidos.

Mientras tanto, la violencia del crimen organizado se apodera de la mesa como un elefante en medio de la sala y tema central de esta primera reunión bilateral.

Estados Unidos fue enfático: no reanudará las importaciones hasta que se garantice la seguridad de los más de 70 inspectores norteamericanos que trabajan en los sembradíos mexicanos.

Entre las propuestas esbozadas ayer, se analizó la creación de una unidad de investigación y seguridad en la zona. Confesando, por tanto, que a la fecha no existe.

La iniciativa fue respaldada por el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, las autoridades municipales y los productores de la zona, pero la decisión está en la cancha de los norteamericanos.

Pero, mientras tanto, la frustración y zozobra crece entre los agricultores mexicanos en riesgo de perder miles de kilogramos de aguacates que ya estaban listos para embarcar hacia el otro lado.

“El sentir en general es de incertidumbre y la gente se empieza a desesperar”, refieren.

Alfredo Anaya, secretario de Desarrollo Económico de Michoacán, reconoce que los supervisores norteamericanos son un eslabón fundamental en la cadena de exportación del aguacate y, por ello, asevera, ya se están tomando cartas en el asunto para garantizar su seguridad. Sin poder dar más detalles del plan de seguridad, Anaya asevera que existe coordinación entre las autoridades mexicanas, la Embajada de EUA y el Departamento de Agricultura norteamericano.

“Esperemos que esto se desenvuelva de una manera muy factible y que muy rápidamente podamos llegar a un acuerdo donde se desestanque esta situación. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance”, dijo.

Michoacán es el único estado certificado para poder enviar aguacate del otro lado de la frontera y abastece más del 80% de la demanda estadounidense, que por sí sola acapara más de la mitad de la producción anual de los sembradíos mexicanos, mismo que se distribuyen en 61 municipios del Estado y cubren 150 mil hectáreas de producción.

Pero, ¡siempre hay un pero!, la tierra más proclive para sembrar aguacates es, también, una de las zonas más afectadas por la presencia de los cárteles del narcotráfico.

Mientras las autoridades locales y norteamericanas negocian, la ola de violencia mantiene en vilo a más de 50 mil productores y alrededor de 300 mil empleados, de este lado de la frontera; del otro a millones de norteamericanos adictos al guacamole.

Todos, a la espera que Michoacán garantice seguridad en su tierra y población.

Con información de El País.

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