Parar discurso estigmatizante contra la prensa: SIP

canva.com

Por: Redacción

• 08/02/2022

En las “horas oscuras que vive México”, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) invita a presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a suspender el discurso estigmatizante contra la prensa, toda vez que podría estar dando “carta blanca del crimen al silencio” a los periodistas.

En carta firmada por presidente de la SIP, Jorge Canahuati, y el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Carlos Jornet, lamentan en ella el asesinato de cuatro periodistas mexicanos tan sólo en enero de este año.

La carta está fechada el pasado sábado y por ella invitan al presidente a enfrentar “la gravedad del momento con toda la energía y decisión que sean necesarias y que en este marco suspenda todo discurso estigmatizante contra los medios y reporteros”.

Canahuati, presidente ejecutivo de Grupo Opsa, de Honduras, y Jornet, director periodístico del diario La Voz del Interior, de Argentina, llaman a López Obrador “ratificar su pleno compromiso con la libertad de expresión y de prensa y que su gestión evite ataques, agresiones e insultos que acaban dando carta blanca a la delincuencia para silenciar a quienes denuncian el avance del narcotráfico y la corrupción”.

“Cuando se silencia la voz de un periodista, señor presidente —le señalan—, se asfixia la libertad de expresión, se aborta el debate ciudadano, se extingue el reclamo de justicia, se intenta investigar la corrupción, el crimen organizado y sus delitos de drogas”.

Y en su carta le señalan a López Obrador, “denigrar a la prensa desde la cúpula del poder no es un juego dialéctico, un esgrima verbal sin consecuencias. Y menos en horas oscuras como las que vive México por esta ola de violencia”.


A continuación compartimos por entero la misiva:

Estimado señor Presidente:


Con gran alarma y renovada preocupación observamos la aceleración de la ola de violencia que sacude el periodismo mexicano y conmueve a los ciudadanos de ese país y de América en su conjunto.

Enero ya era uno de los períodos más trágicos que se recuerdan; la que marcó un punto de conmoción que debería movilizar a toda la sociedad para decir basta. Basta de violencia, basta de impunidad.

Pero aún había más. Y el último día del mes, autores hasta ahora desconocidos —aunque todo indica que estaban vinculados al crimen organizado— se cobraron una víctima más. De esta forma, 2022 ya acumula casi la mitad de los periodistas asesinados que se registró en todo el año pasado. Ese ya fue, a su vez, un período de alta violencia contra la prensa.

Cifras recogidas por organismos internacionales de periodismo indican que en lo que va de siglo han sido asesinados casi 150 comunicadores, a un promedio de siete por año. Y en la actual administración hay más de 50 asesinatos perpetrados contra personal de prensa. Con el agravante de que menos del 10 por ciento de los perpetradores fueron condenados.

Por esta realidad, que seguramente el Presidente no desconoce, entendemos que urgen medidas concretas para poner freno a la ola de violencia e impunidad.

Se ha dicho reiteradamente, en la actual administración y en las anteriores, que “se fortalecerán los mecanismos de protección a los periodistas”, pero hasta el momento todas las acciones implementadas han resultado insuficientes e ineficaces.

La clase política en su conjunto debe tomar conciencia de que la libertad de expresión está bajo ataque. Y si eso sucede, la democracia mexicana está en peligro.

Por eso la sociedad también debe asumir que los asesinatos de periodistas son un flagelo que debe tener un fin y que no se pueden naturalizar de ninguna manera.

Se escuchan voces que minimizan los hechos, argumentando que nadie reclama por las miles de muertes que México enluta cada mes. Es verdad: cada vida vale; cada persona es importante. Pero cuando se asesina a un periodista o a un líder social, no se mata a una persona: el objetivo es silenciar una voz que representa los reclamos de cientos, de miles de personas y que, quitándole la máscara al crimen, puede promover acciones que ayuden para detenerla.

Cuando se silencia la voz de un periodista, señor Presidente, se asfixia la libertad de expresión, se aborta el debate ciudadano, se extingue el reclamo de justicia, se neutralizan los intentos de investigar la corrupción, el crimen organizado, el narcotráfico.

Es por ello que le escribimos por este medio para pedirle que enfrente la gravedad del momento con toda la energía y determinación que sea necesaria y que en ese marco suspenda todo discurso estigmatizante contra los medios y reporteros. Porque esta práctica, en sí misma un ataque a la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión aprobada en 2000 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, representa hoy un incentivo para que los violentos descarguen su furia asesina sobre periodistas indefensos.

Seguro que hay periodistas que se equivocan, que no desarrollan su actividad con la suficiente profesionalidad. Pero los líderes políticos siempre deben estar abiertos a la crítica, aun cuando les moleste; deben garantizar la transparencia en sus actuaciones; deben responder a cada inexactitud con más y mejor información en lugar de improperios.

Cuando se descalifica la labor de la prensa, cuando se ataca a quienes informan e investigan, cuando se enfrenta al periodismo como estrategia política, se abre la puerta a los violentos, a los intolerantes.

Denigrar a la prensa desde la cúpula del poder no es un juego dialéctico, un esgrima verbal sin consecuencias. Y menos en horas oscuras como las que vive México por esta ola de violencia. Por el contrario, es una posición clara, que, cualquiera que sea su justificación, contradice cualquier afirmación de que el Estado pondrá freno a quienes quieran silenciar a los periodistas.

Lo exhortamos, señor Presidente, a que ratifique su pleno compromiso con la libertad de expresión y de prensa y que su administración evite los ataques, agresiones e insultos que terminan dando carta blanca a la delincuencia para silenciar a quienes denuncian el avance del narcotráfico y la corrupción.

Sin más, y quedando a su disposición para analizar en profundidad posibles medidas que garanticen el libre ejercicio de la actividad periodística, y en especial la seguridad personal de quienes la practican, lo saludan respetuosamente.

Con información de Titulares.ar.


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