Panóptico


Ciudadanías pusilánimes

Cuidado con los agoreros de las ciudadanías pusilánimes, padres de rebaños.

#TheBunkerNoticias | Ciudadanías pusilánimes
Por: Luis Farias Mackey
  • 08/02/2022

Ayer se viralizó en redes una grabación de audio imputada a Enrique de la Madrid llamando a no participar en la revocación de mandato, que desmintió por la noche. Un video de Luis Carlos Ugalde en el mismo sentido, sin que quede claro si es reciente o de meses atrás y un video de Gilberto Lozano, de FRENA, cayéndose de una silla. ¡Pura maldita casualidad!

Lo ¡parajódico! es que los tres posteos son acordes al interés de López Obrador de desincentivar la participación ciudadana contraria a él el próximo 10 de abril.

Los argumentos son los mismos: es una trampa, es dinero tirado a la basura, López se va a beneficiar, sólo él puede movilizar a su gente y hacer campaña; te va a ver la cara de tonto. Aunque contra ellos también cabría la posición contraria a la abulia: precisamente por esas razones es que habría que hacer algo, si se tiene la oportunidad y el derecho.

Repito, no soy quien para decirle al ciudadano qué hacer, pero sí para pedirles a quienes son contrarios a que el ciudadano participe en la revocación de mandato que lo respeten, que dejen que decida por sí mismo, que no lo atosiguen con campañas que únicamente generan incertidumbre en su voto, ciudadanía y capacidad de decisión.

¡Cuidado con el lobo!, le gritan en alarma, cual si fuera una Caperucita inocente y boba.

Y no deja de sorprenderme la esquizofrenia de su discurso: sólo López Obrador y Morena están listos para hacer una campaña para movilizar a sus clientelas, se denuncia con una campaña en forma, concertada y viralizada. No hay nada que podamos hacer, dicen haciendo el favor de dejar la cancha libre a López y Morena.

Encuentro en todos lados molestia, enojo, desesperanza, miedo; pero los llamados son a la autoderrota: no hagas nada porque lo vas a hacer más fuerte.

No, pues mejor peguémonos un tiro.

Frente a nosotros está el dato del tamaño de una Catedral de la reducción en un 65% del número de casillas a instalar. ¿Quién en su sano juicio, sabiendo que tiene ganada una elección, dificulta al votante sufragar? Y sin embargo parece que ven en ello una fortaleza y no una señal de pánico y le dicen al ciudadano que mejor no participe, que desconfíe de sus capacidades y consienta por adelantado; en lugar de preguntarle si está de acuerdo en todo con el gobierno de López Obrador y libre y maduramente determine qué hacer por sí solo.

Pareciera que el fondo del asunto no es la revocación de mandato, sino la capacidad del ciudadano de serlo sin la tutela de próceres y doctos en la democracia.

Finalmente, al oírlos no puedo dejar de recordar a Ortega y Gasset en "El Tríptico", cuando distingue entre el magnánimo y el pusilánime.

Dice Ortega: “Las almas tienen diferente formato (…), hay almas grandes y almas chicas, donde grande y chico no significan nuestra valoración de esas almas, sino la diferencia real de dos estructuras psicológicas de funcionar de la psique”.

Pasa entonces a diferenciar entre estas estructuras: “El magnánimo es un hombre que tiene una misión creadora: vivir y ser es para él hacer grandes cosas, producir obras de gran calibre. El pusilánime, en cambio, carece de misión: vivir es para él simplemente existir él, conservarse, andar entre las cosas que están ahí, hechas por otros —sean sistemas intelectuales, estilos artísticos, instituciones, normas tradicionales, situaciones de poder público—. Sus actos no emanan de una necesidad creadora, originaria, inspirada e ineludible —ineludible como el parto—. El pusilánime, por sí, no tiene nada que hacer: carece de proyectos y de afán riguroso de ejecución. De suerte que, no habiendo en su interior 'destino', forzosidad congénita de crear, de derramarse en obras, sólo actúa por intereses subjetivos —el placer y el dolor—. Busca el placer y evita el dolor”.

Comodidad sobre ciudadanía y decisión.

Y continua: “No sólo es inmoral preferir el mal al bien, sino igualmente preferir un bien inferior a un bien superior. Hay perversión dondequiera que haya subversión de lo que vale menos contra lo que vale más”.

Y se lamentaba: “Cada día adquiere mayor predominio la moral canija de las almas mediocres, que es excelente cuando está compensada por los fieros y rudos aletazos de las almas mayores, pero que es mortal cuando pretende dirigir una raza y, apostada en todos los lugares estratégicos, se dedica a aplastar todo germen de superioridad”.

Con todo respeto a nuestros agoreros de ciudadanías pusilánimes les digo con Ortega y Gasset: las suyas “son obras maniáticas, de angosto horizonte, que ni siquiera aspiran a la agudeza intelectual”.

“Todo devenir y todo crecer —decía Nietzsche—, todo lo que es garantía de futuro implica dolor… para que exista el placer de crear, para que la voluntad de vida se afirme eternamente a sí misma, ha de existir también eternamente el tormento de la parturienta”.

Para mí la disyuntiva no es qué tan fuerte y tramposo sea López Obrador, sino ser rebaño o ciudadano.

En la antigua Grecia los ciudadanos se encargaban de la cosa pública; los esclavos podrían tener incluso el conocimiento y educar a los hijos de los ciudadanos, curar enfermedades o llevar la hacienda familiar, pero no participaban de la res-publica. Los que hoy abogan por abandonar la arena pública nos invitan a ser esclavos, no ciudadanos. Sin importar los argumentos que esgriman.

Les espanta que la democracia sea riesgo, pero les acomoda bien la yunta.


Publicado en LFMOpinión.

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