Espiral


El Presupuesto

Como cada año el presupuesto se discutió entre mentadas, México merece un mayor nivel, pero lo aprobado obedece a la transformación en curso y el proyecto de la 4T, se llama democracia.

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Por: Arturo Martinez Caceres
  • 24/11/2021

Cada año se arma la rebatinga en la H. Cámara de Diputados, que es el órgano legislativo único responsable de la discusión, dictamen y aprobación del Presupuesto Anual de Egresos de la Federación.

Cada año los diputados de los distintos partidos se mientan la madre a diestra y siniestra. Y este noviembre no fue la excepción.

Al final de varios días de agresiones verbales, conatos de broncas físicas que nunca pasaron a mayores y alrededor de 2 mil reservas al proyecto de Ley de referencia por parte de la oposición; los legisladores de la minoría, agrupados ahí, mostraron su despecho y salieron del salón de sesiones, cabizbajos y lebrones, al finalizar la votación que perdieron.

Se dicen muy enojados de un lado y, en contra, del otro, con la satisfacción del deber cumplido.

Los morenistas incluso cantaron Las Mañanitas por el cumpleaños del famoso pejePresidente.

Habrá que hacer la reiteración obvia que parecen olvidar los panvoxistas y aliados. En las democracias aquí y en el resto del mundo, la mayoría manda.

En la Argentina, por ejemplo, en las últimas recientes elecciones los peronistas perdieron escaños e influencia.

En los EUA la vicepresidenta Harris representa el voto de desempate en el Senado.

En México, la alianza morenista logró mayoría simple en las últimas elecciones.

Así que es natural que el presupuesto anual responda al interés de la mayoría, a su filosofía, a su razón de ser y proyecto del país que se quiere construir.

Es decir, habrá dinero para obras icónicas del régimen actual, por ejemplo: el aeropuerto de Santa Lucía, 'Felipe Ángeles'; el Tren Maya; la comunicación interoceánica Coatzacoalcos-Salina Cruz; la nueva refinaría de Dos Bocas; la compra de Deer Park en Texas; la modernización y reconversión del resto de las refinerías existentes y medio abandonadas del panpriismo; el apoyo a Pemex y a la CFE; los programas de bienestar; la vacunación gratuita y generalizada; la reconversión de hospitales; la adquisición de medicinas, incluidas, ¡por fin!, las oncológicas.

Como a todas luces la oposición quisiera recuperar el inundado aeropuerto de Texcoco y negocios colaterales, cancelar los programas de bienestar y seguir con las privatizaciones y el derroche de reparto de comisiones con empresas privadas extranjeras como Odebrecht, Iberdrola, OHL, etc., tendrá que ganar la mayoría en la Cámara y, entonces, votar un presupuesto distinto, adecuado a su ideología e interés.

Sin embargo, a decir verdad, el panorama para ellos se ve negro, francamente imposible, cuando menos en los próximos tres años.

¿Qué parte no se entiende? Recibieron el repudio popular en los resultados de los comicios pasados. Y la mayoría manda.

Y todavía insisten en lo mismo… Insultos al presidente y recepción de limosnas de parte de la embajada de los EUA. Más salidas y fugas del país. Refugiados en el extranjero, ante las acusaciones de corrupción y latrocinios.

Si quieren cambiar, ganen las elecciones. Sólo entonces podrán volver a los negocios, desde construcción y mantenimiento de carreteras, venta de activos de Pemex y limitaciones a la CFE, hasta asignaciones de negocios a sus socios en las prisiones.

Sin embargo, lo anterior se antoja difícil, según encuestas públicas y privadas, la aceptación a la 4T es más de 60% de la población nacional, mientras el desprestigio opositor crece como un huracán anunciado. Incluso hay quien apuesta doble contra sencillo por la desaparición pronta de los aliados opositores de lo que queda del PRD, no sólo a nivel estatal, sino también federal.

En legislaturas anteriores con Calderón y Peña prevalecieron los moches y oficios de autorización según sus agarraderas e influencias, los legisladores de entonces los vendieron al mejor postor previa comisión adicional.

Entonces los presupuestos se aprobaron por unanimidad, según se repartía dinero entre las fuerzas vivas.

Hoy se plantea un proyecto de desarrollo económico con justicia social, para consolidar mejores condiciones de vida para las mayorías, esto es, un presupuesto con características redistributivas para combatir, junto con la Ley de Ingresos, las enormes desigualdades sociales existentes.

Son ellos instrumentos con la fuerza de la razón técnica para combatir las enormes desigualdades que padecemos en México donde muy poquitos tienen todo y millones carecen de lo elemental.

Con la ejecución de amplios programas de bienestar se deberá fortalecer el proyecto de transformación. Por ejemplo, se estiman otorgar alrededor de 11 millones de becas estudiantiles, trabajos de aprendices para jóvenes, ampliación de apoyo a adultos mayores, de construcción de caminos, redes de agua potable, electricidad, puertos, aduanas, fertilizantes y universidades regionales.

La crítica de los opositores y sus corifeos en los medios de comunicación es que no se le movió una sola coma al proyecto de presupuesto y esperan, en el futuro próximo, mayor endurecimiento de la parte gubernamental. La verdad es que les quedan tres años más de lloriqueos a unos y, a otros, la oportunidad y responsabilidad para lograr lo prometido

Más aún. ¿Acaso deberían las mayorías sujetarse a la voluntad de las minorías?

Se critican Las Mañanitas y se olvidan los apoyos vía moches en las administraciones pasadas.

Desde luego, los debates debieran de ser de mejor calidad en general y el nivel de insultos mutuos debieran de reflejar menor vulgaridad, algo de respeto y educación. Sin embargo, tenemos lo que tenemos. Esos son nuestros diputados. No son marcianos, ni siquiera todos universitarios, son mexicanos.

La otra crítica reiterada es la reducción presupuestal al Instituto Nacional Electoral (INE), institución muy apapachada en los últimos tiempos y que concita extremos de odio y amor. Es, sin duda, un aparato electoral caro y con enormes recursos en comparación al subdesarrollo que priva en el país y con referencia a otras necesidades urgentes de la población.

Sin embargo, la Corte deberá decidir en ultima instancia si se le asignan mayores recursos para la famosa ‘revocación’ sin tocar un solo centavo de lo que se asigna a los partidos políticos, las llamadas prerrogativas, que son varias millonadas.

En síntesis, del lado de Morena habrá que reconocer su consistencia en un proyecto de transformación de beneficio generalizado para la mayor parte de la población con índices alarmantes de pobreza y violencia.

Y del lado opositor, una ilusa y muy publicitada campaña para descalificar y reprobar cualquier cosa del contrario, desde las multicitadas felicitaciones con Mañanitas hasta la aplicación estricta de los rubros presupuestales aprobados, aún entre aplausos y mentadas.

Habrá que evaluar el presupuesto aprobado en la medida que sirva para resolver parte de las enormes carencias sociales existentes, en nuestra sui géneris democracia.

Aunque al final, incluso se diga que no alcanzó la lana y ocurra otro debate parecido, otro quehacer para el 2023, con todo y mentadas reiteradas.

Como dijo un estimado amigo en épocas juveniles, al salir de un examen: “La vida está hecha de repeticiones”.

En efecto, probablemente habrá que intentarlo de nuevo: “A ocote nuevo, tlachiquero viejo”.


Publicado en LFMOpinión.

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