Tigre pintito
Monreal se crece al castigo, se asume como pugilista y por las noches canta en el Tenampa de puro llorar por unas primarias contra las encuestas.
Twitter @RicardoMonrealA
Gerardo Conde
Colaborador invitado
El flamante Senador
Ricardo Monreal se ufana de conocer y acompañar durante 24 años al inquilino de Palacio Nacional, por lo que considera que hay “cariño” y “amistad” mutua.
Aunque este afecto, hoy, esté en duda.
El propio Monreal lo reconoce: “Tras los resultados electorales de la Ciudad de México, las reuniones con el presidente Andrés Manuel López Obrador se han vuelto
distantes”.
Tan es así, que no fue objeto de mención de ser destapado como corcholata por su jefe.
Parafraseando a Monreal, al amigo todo se le perdona, hasta la indolencia política.
Pero esa indiferencia política de su jefe no fue limitante para que Monreal hiciera su propio destape como “corcholata”, apoyándose en su pragmatismo: Hacer su propia Nota en los medios convencionales y digitales, para estar en la contienda electoral de su partido, Morena.
A sabiendas de que los dados están cargados se lanza al ruedo para levantar la mano y “
exigir” a su jefe su derecho a participar en el proceso del 2024.
El punto es si el piso que está asentando es de cemento para soportar todas sus andanzas políticas, que soporten sus acciones y posiciones públicas, en su calidad de líder del Senado y de su bancada en contraste a las opiniones tautológicas mañaneras de su jefe, que ahondan más los desencuentros que las afinidades, por buscar los reflectores arriba de su jefe.
Es un reto que el propio Monreal se ha impuesto:
Más vale pedir perdón, que pedir permiso, porque sabe que no hay mañana.
El punto para Monreal es cómo ser un
imán político en tiempos del pejismo, que no ponga en tela de juicio su “lealtad” hacía su jefe.
No es fácil cuando la popularidad la concentra el
Tigre Mayor desde que se apropió de los pobres haciéndolos objeto propagandístico de su campaña electoral y traducido en programas de “bienestar” como bandera de gobierno, teniendo para él un mercado electoral a modo, para el logro de sus fines.
Por tanto, el
tigre pintito, léase Monreal, debe construir su propio círculo electoral que le dé presencia, popularidad y reconocimiento público, entre sus partidarios, su partido y, sobre todo, en los opinadores, quiénes serán el medio natural para generar una percepción en la gente en torno a su figura, en contraste con la Jefa de Gobierno, el Canciller y el Secretario de Gobernación.
El objetivo del tigre pintito en tiempos sucesorios presidenciales es brillar, llamar la atención,
para posicionar su imagen, utilizando cualquier evento o circunstancia política, que provoque polémica, el propósito es estar arriba de la ola de opinión.
En ese sentido se ha agarrado de todo para estar en el ánimo de la gente: desde las tareas legislativas; reuniones con figuras nacionales e internacionales; el impulso de candidatos a cargos de elección popular; la presentación de su libro en Acapulco; el acuerpar a Santiago Nieto; dar entrevistas a distintos medios convencionales y digitales, para dar su versión del proceso de elección del candidato presidencial de Morena y el reconocimiento del Senado de la República a favor de Eddy Reynoso, manager de Saúl “
el Canelo” Álvarez, que provocó tumultos, pisotones y selfis, por la presencia del campeón en el recinto legislativo del Senado, ante la sonrisa amplía de Monreal y decirse a sí mismo:
Soy Chingón.
No podía faltar una vuelta por El Tenampa para rendir homenaje a José Alfredo Jiménez, más lo que se acumule.
El periplo del tigre pintito no se detiene a pesar de los mensajes del tigre mayor, al rugir: la definición del candidato será por el método de la encuesta, porque el pueblo sabio es el que decide.
Persuadir al inquilino de Palacio Nacional de que ese método no es “confiable” para mantener la unidad del partido no es tarea fácil en estos momentos de egolatría que vive, como resultado de la reunión denominada con los “Tres Amigos” en la oficina Oval del Capitolio, en Washington, D.C., gracias al aplausómetro registrado a su figura.
Ante esa realidad, Monreal debe tener claridad en sus pasos y en sus acciones y no confundir ni el tiempo, ni el espacio político, como cuando dimitió al PRI como resultado de la imposición del candidato a Gobernador de Zacatecas en 1998, dónde salió victorioso ante un PRD, ávido de contar con un candidato popular en la entidad, cobijándolo y postulándolo.
Hoy, Zacatecas no es el país, ni Morena es el PRD.
Lo único que no ha variado a lo largo de los años es el ejercicio del poder; ayer, el centralismo con Zedillo; hoy, el inquilino de Palacio Nacional, no comparte el poder.
Ante esta realidad política, Monreal apuesta emular al “Canelo” con la ayuda de su paisano Eddy Reynoso, manager del pugilista, para estar en el cuadrilátero y ser el “campeón”.
Aprender a boxear le dará una habilidad más a su acervo de político, el punto es que no se le olvide la lección de su paisano Eddy de defenderse con la izquierda y pegar con la derecha; porque en ese momento corre el riesgo de que su amigo de Palacio Nacional, desconozca sus querencias y lo ponga en una disyuntiva: Vas conmigo, o vas en mi contra.
En ese contexto, Monreal, tiene dos caminos:
Disciplinarse y acatar la invitación del inquilino de Palacio Nacional de aceptar el
método de la encuesta para elegir al candidato de Morena.
O dar el salto del tigre, jugarse lo ganado con la gente, buscando arrinconar a su jefe con que la encuesta no es opción y la respuesta es realizar un proceso interno por salud del partido.
En palabras de Monreal, hay un solo escenario:
elecciones primarias.
Si se impone el método de la encuesta ya veremos.
Al tiempo.
conde_consultor@live.com.mxPublicado en
LFMOpinión.
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