Cultura

Los eclipses: augurios de dioses y malos presagios

Durante la madrugada de este viernes se pudo apreciar en México el último fenómeno lunar del año.

Twitter: @WhiteWeather_

20/11/2021

Pasadas la 03:00 am de este viernes, ocurrió uno de los fenómenos naturales más atractivos de la astronomía con una duración cercana a las seis horas: el último eclipse lunar de 2021.

Pero, ¿cuál era la percepción ancestral de estos otrora temidos fenómenos cósmicos?

Los eclipses son eventos que toda civilización antigua temía. ‘Eclipse’ viene del griego y quiere decir “abandono”, lo que refiere a la ausencia de luz que ocurre cuando la luna cubre al sol.

Nuestros ancestros mayas y aztecas tenían una interpretación propia sobre estos eventos naturales. En el pasado los eclipses eran los fenómenos más temidos, pues se les relacionaba con algún evento negativo. En las culturas azteca y maya, en donde su cosmovisión estaba basada en la lucha del sol al atravesar la noche para renacer al siguiente día, este fenómeno era un mal presagio, pero también un signo de renovación.

Las dos civilizaciones más importantes y grandes del México prehispánico fueron grandes observadores del cielo, reconocían bien los movimientos astronómicos y sabían cuando ocurriría un eclipse. Tonatiuh Cualo en náhuatl, llamaron al eclipse solar; Miztli Cualo, al eclipse lunar,

Para las culturas prehispánicas los movimientos y eventos astronómicos eran tan importantes que se planificaban fechas y eventos rituales, por ejemplo, la fecha de fundación de Tenochtitlan se remonta a un eclipse solar ocurrido el 13 de marzo de 1325, lo que provocó que los jerarcas mexicas hicieran oficial esta fecha como símbolo de la batalla entre el sol y la luna, representada en la leyenda como el enfrentamiento entre Huitzilopochtli y Coyolxauhqui.

Para los aztecas existían varios mitos acerca de la constante batalla entre la luz y la oscuridad, como la creación del quinto sol, en la que Nanahuatzin se sacrifica en el fuego para crear el astro para iluminar a la humanidad en la época en la que vivimos.

Los aztecas pensaban que, durante los eclipses, los niños se convertían en ratones, creían que durante el eclipse aparecían las estrellas demonio tzitzimime, que devoraban a los hombres cuando la luz del sol era eclipsada por la luna. Su presencia se relacionaba con las estrellas que aparecían alrededor del sol en un eclipse total, cuando se oculta por completo durante el día y la oscuridad reina durante algunos cuantos minutos.

Entre muchas otras ideas, cercano algún eclipse lunar los aztecas utilizaban un cuchillo de pedernal blanco y previo al evento se sacrificaban a personas albinas, a los que se les extraía el corazón para alimentar al sol. El color blanco del pedernal y la ausencia de color en las personas con este trastorno genético se asociaba con la luna. Gran diferencia de los mayas, quienes realizaban danzas y rituales creyendo que el ruido ayudaría al sol a despertar de su letargo y ahuyentaba el conflicto entre los astros.

Durante un eclipse los mayas y aztecas creían que los niños eran muy susceptibles al evento, por lo que en un afán de protegerlos se les cubría el rostro con máscaras elaboradas con pencas de maguey evitando que se convirtieran en ratones; otra creencia es que los niños no natos podían ser devorados por la obscuridad y al nacer presentaran malformaciones, por lo que colocaban un trozo de obsidiana sobre su vientre o en la boca, con lo que se buscaba que no se dañara a sus futuros hijos.

Para los mayas el eclipse representaba la dualidad del dios jaguar Kinich Ahau, deidad del día y de la noche, de la vida y de la muerte. Hicieron un importante registro de los fenómenos astronómicos en el Códice de Dresden, donde plasmaron la tabla sobre los eclipses.

Este último eclipse lunar del 2021 pudo observarse desde América, el Océano Pacífico y el extremo oriental de Asia. Tres horas después de que comenzara el eclipse, la alineación de los planetas llegó a su punto máximo, ocasionando la conocida Luna de sangre.