La rapidez con la que ahora cambiamos de teléfono celular, de tableta o de computadora es causa de la obsolescencia programada, y es que con tanta actualización y mejora en el software de estos dispositivos en poco tiempo se vuelven obsoletos y literalmente se mueren.

Hoy en día la dependencia que tenemos de los aparatos electrónicos hace invisible esta condición tecnológica creada por los fabricantes para que solo tengan una vida útil programada.

Sí, es verdad que los aparatos electrónicos se descomponen por sí solos, sin necesidad de que sufran golpes, descargas eléctricas, uso inadecuado o cualquier otro desperfecto que pudiera derivar en fallas. Esto es debido a algo llamado obsolescencia programada.

No es una teoría conspiracionista en contra de las corporaciones el hecho de que los aparatos estén programados desde fábrica para tener un tiempo de servicio limitado con el objetivo de que el usuario se vea en la necesidad de comprar uno nuevo.

Fallos en la duración de la batería, fallas en pantalla, en sistema operativo o falta de memoria, las razones por las que la mayoría de los dispositivos son desechados aunque también hablamos de pantallas, radios, secadoras o cualquier otro gadget que “se murió”. Aunque haya recibido el trato adecuado y el mantenimiento a tiempo.

¿Qué es realmente la obsolescencia programada?

No es más que la planeación de vida de un aparato desde el momento de su fabricación, es decir, un número determinado de cargas de baterías, de encendido, de ciclos de lavado planificado por quienes calculan el tiempo de vida de sus productos, con el objetivo de reducir deliberadamente su utilidad y hacer que los usuarios compren uno nuevo, ya que incluso las reparaciones pueden tener un costo alto.

Las marcas hoy en día programan literalmente la muerte de sus productos con fallas irreparables o inexplicables. Un nuevo modelo es siempre la solución ya que el anterior será imposible de reparar o muy elevado el costo de la misma.

Hay varios tipos de obsolescencia:

- Obsolescencia funcional y tecnológica: se da debido a un defecto funcional, avería o incompatibilidad.
- Obsolescencia de calidad: después de un corto tiempo el producto presenta fallas y mal funcionamiento
-Obsolescencia psicológica: se siembra la idea de que el producto deja de ser el de novedad o la última tendencia.

Todos los aparatos llevan un proceso de desgaste por su uso frecuente, pero la obsolescencia programada es una estrategia planeada para volver inútiles los dispositivos y obligar a comprar de nuevo. En algunos países este procedimiento es un delito, por lo que los fabricantes están sometidos a criterios de durabilidad, para lo cual deben establecer estándares de medición, prueba y verificación.

Este problema no solo afecta el bolsillo de los consumidores, sino también su entorno ya que cada año se desechan toneladas de aparatos que son peligrosos para la salud y el medio ambiente, además de la perdida en millones de dólares en componentes que podrían ser reciclados.

Un aumento del periodo de garantía y servicios autorizados de reparación de la marca podría empezar a resolver el problema.

Antes los electrodomésticos duraban una eternidad, los aparatos podían ser reparados y había refacciones y técnicos, solo que en ese entonces una familia solo compraba un refrigerador a lo largo de la vida, hoy en promedio en 10 años se compran tres. Sí hay diferencia.

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