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El Nobel de Economía

Los laureados este año tiran las verdades incontrovertibles sobre alza de salarios y migración en la economía del FMI y BM.

#TheBunkerNoticias | El Nobel de Economía
Por: Arturo Martinez Caceres
  • 20/10/2021

Para Francisco Fimbres, nonagenario luchador social.





Este año los premiados con el llamado Nobel de Economía son el canadiense David Card, el estadounidense Joshua Angrist y el holandés/estadounidense Guido Imbens. La ceremonia de premiación se llevará al cabo en Estocolmo, el 10 de diciembre.

Este año es especialmente relevante su reconocimiento porque Card ha trabajado en la economía del trabajo y echado abajo supuestas ‘verdades incontrovertibles’ de la teoría económica, como, por ejemplo, que el alza en los salarios mínimos siempre genera pérdidas de empleo.

Los tres profesores han sobresalido por sus análisis de las relaciones causales, lo que quiere decir, en la práctica, que, con trabajo empírico, las estrategias de producción, distribución y mejora en el consumo y bienestar no siguen necesariamente patrones preestablecidos ni recetas como las del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, por ejemplo. En cambio, su evolución e impacto, desafía concepciones establecidas y por definición antes incontrovertibles.

En los tres laureados se reconocen los avances en los llamados experimentos naturales, aquellos que derivan conclusiones de la vida real y que metodológicamente se asemejan a experimentos controlados.

Por ejemplo, ¿cómo afecta la migración a los salarios y a los niveles de empleo?

La evidencia empírica en varios países seleccionados de América Latina, particularmente en Chile y Argentina, en los últimos 10 años muestra que la migración no tuvo efecto negativo ni en empleo ni en salarios.

Lo anterior no significa dejar a un lado la grave crisis de inmigración que ocurre en México, rumbo a los EUA y en Europa desde el África y cercano Oriente, particularmente en el cruce del Mediterráneo.

Tradicionalmente se acepta, en este y otros casos semejantes otras variables adicionales como el nivel educativo o de trabajos especializados que reciben un trato diferente a la norma, como ocurre en el sistema migratorio estadounidense que premia edad, conocimiento, dominio del idioma, experiencia empresarial y académica, para su pronta incorporación social.

El trabajo de los laureados este año echa abajo los argumentos de quienes se oponen, por definición, al alza de salarios.

El caso de la inmigración cubana en la Florida es clásico, donde se demuestra que su inclusión al aparato productivo y social, no generó pérdidas, sino que aumentó las condiciones de salario real en la comunidad.

Todo lo anterior viene asimismo a cuento porque en México, la meta de la 4T es que el salario mínimo nacional llegue cuando menos 168 pesos diarios, es decir un poco más de 5 mil pesos mensuales.

A pesar de los aumentos en esta administración, el salario mínimo (SM) en nuestro país es en términos reales, uno de los más bajos de América.

Cabe recordar que en 1970 el SM era sólo de 32 pesos diarios. Y que según analistas del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, en 1938, un trabajador tenía mayor poder adquisitivo que en los siguientes 30 años.

Es hasta esta administración que el crecimiento del salario mínimo recupera su valor adquisitivo más allá de la inflación anual. Incluido el periodo del llamado Milagro Mexicano, cuando el país crece a tasas mayores al 6% anual con inflación bajo control y bajo endeudamiento.

Hacía 1972, los salarios crecen nominalmente por los impactos y efectos de una inflación descontrolada en las administraciones de López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo.

Las administraciones panistas (sin negociación abierta con Vox todavía) y la ultima priista, controlaron el desordenado crecimiento de la inflación, pero pari passu, olvidaron el salario mínimo, haciendo énfasis para su justificación en el cúmulo de verdades apócrifas que los actuales premios Nobel se han ocupado en cuestionar.

En el mundo la emergencia sanitaria, la caída en las economías, las nuevas prioridades como la crisis de deuda, el llamado cambio climático, la migración de sur a norte han obligado a los gobiernos a rediseñar estrategias de desarrollo y bienestar, tomando en cuenta en los casos de mayores éxito, los parámetros para reducir las diferencias y la pobreza, como el impacto del alza de salarios, el control inflacionario, cuyo crecimiento amenaza como espada de Damocles, en degollar cualquier intento de independencia de las grandes corporaciones multinacionales y el pago de impuestos en sistemas consolidados de equidad y transparencia.

En México falta mucho por resolver, prioritariamente en la contradicción capital-trabajo para avanzar en unidad y con reparto equilibrado de los beneficios de la inversión y
la riqueza generada.


Debemos trascender de la discusión sobre la existencia maligna de monopolios estatales y privados hacia el fortalecimiento de la rectoría del estado y empresas con responsabilidad social, como sucede en los propios EUA, en la misma producción, transmisión y distribución de energía sobretodo ante la alta demanda creciente de invierno para evitar escaladas generalizadas de precios.


En síntesis: el trabajo de los laureados este año con el Nobel de Economía, abre la posibilidad de consolidar en el capitalismo el fomento a la armónica y eficiente relación entre los factores de la producción: trabajo, tierra, capital y administración, especialmente en las economías de menor desarrollo relativo, como México. A la par que fomentar una más equilibrada distribución del ingreso y la riqueza.

Se trata de dejar a un lado las perversidades de los abusadores y castigar la ineficiencia.


Publicado en LFMOpinión.

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