Mujeres líderes, expertas y activistas se reúnen para construir la agenda de género de la CDMX
No fue muy lejos Monreal por la respuesta, pero sí lo mandaron lejos con ella: el método para seleccionar candidato es por encuesta y quien se oponga es un vulgar ambicioso. ¡Cáspita!
lfmopinion.com
El lunes preguntábamos cómo habrían caído en Palacio Nacional las críticas de Ricardo Monreal sobre las encuestas como método para seleccionar candidatos y la falta de institucionalización, pluralidad y deliberación en Morena.
Y ayer lo supimos: como derrame de bilis.
Hablando de métodos, bajo el de una pregunta sembrada en algún falso reportero del reparto se le cuestionó al presidente López Obrador ayer en su mañanera de rigor si sí o no Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la CDMX, era su favorita para la sucesión presidencial.
La respuesta: “Es muy buena pregunta…” Seguramente sembrada por él mismo.
Y de allí se arrancó en defensa de las encuestas como método electivo de candidatos: Acorde a los estatutos de Morena, la mejor estrategia es la encuesta. “No tengo ningún preferido, o ninguna preferida, hablando en términos de pluralidad y género... ¿Quién lo va a decidir? El ciudadano. La gente está muy despierta, se hace una encuesta, dos, tres, y se ve quién es quién y se resuelve el método.”
Nótese que para él lo importante es sostener el método —el instrumento— y no el propósito: se hace una encuesta y se resuelve el método, no la candidatura.
Y para que no quedara duda, acudió a la historia que más le apasiona, la suya, cuando fue “elegido” candidato en 2011 se hizo bajo el método de encuesta. Pero se remontó hasta ese entonces para ponderar a la otra corcholata en juego: Marcelo Ebrard, de quien destacó su actitud, ya que la encuesta lo hacía perdedor por muy poco margen y aceptó los resultados. Lo cual es falso y opera precisamente al revés del argumento del presidente. Ebrard había salido ligeramente arriba de López Obrador y fue éste quien se negó a aceptar los resultados y terminó a final de cuentas imponiéndose.
Pero regresemos a la narrativa histórica y otros datos de López Obrador. Según él, Ebrard había perdido en las encuestas por escasa diferencia y lo había aceptado: "Cosa que no es fácil, sobre todo en ambiciosos vulgares de 'que soy yo o hay conflicto, o me voy de candidato'".
No necesito mentar a Monreal para que quedara claro cómo le habían caído sus críticas al método y a Morena. Para el presidente y dueño de Morena, el senador Ricardo Monreal es un vulgar ambicioso que chantajea con yo o el caos y amenaza con el rompimiento.
Sobre la ausencia de institucionalización en Morena, su falta de rumbo y destino, y carencia de debate interno, es decir, de pluralidad, el presidente no se pronunció, pero después de los de vulgar ambicioso, ni falta hacía.
Así pues, López Obrador acusó recibo del reto lanzado por Ricardo Monreal al cruzar su Rubicón en una sucesión no solo adelantada, sino ríspida y a contrarresto.
¿Vendrá hoy la respuesta de Monreal?
¿Podrá subsistir Morena a elecciones internas, organización institucional y pluralidad?
¿Podrá subsistir sin ellas?
Publicado en LFMOpinión.
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