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Tiempo de la independencia judicial: Reyes Rodríguez, TEPJF

Ayer, Reyes Rodríguez Mondragón, fue elegido por unanimidad presidente del TEPJ y reiteró la independencia judicial de presiones externas y la revisión de procesos y estructuras del tribunal. Mientras, en Palacio Nacional, despedían a Scherer.

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Por: Redacción
  • 03/09/2021

Parece que fue hace mucho, pero fue el 9 del mes pasado que Reyes Rodríguez Mondragón, magistrado del Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación, escribía en aquella su Carta Abierta: la crisis del Tribunal Electoral y otras instituciones responde a injerencias externas que impiden el diálogo colegiado, plural e independiente.

La carta obedecía a su nombramiento como presidente de su Sala Superior, tras revocar a su par, el magistrado José Luis Vargas. Vendría luego la intervención del presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, la renuncia de Rodríguez Mondragón a la presidencia y el acuerdo de un presidente interino para salvar la resolución impostergable de los juicios del proceso electoral, con el compromiso que, concluido éste, se eligiera un presidente que concluyera el periodo para el que fue electo el tristemente celebre, Magistrado Billetes (Vargas).

Pues bien, concluyó el proceso electoral federal, se instaló el Congreso con su nueva Cámara de Diputados y, ayer, la Sala Superior volvió a elegir a Reyes Rodríguez Mondragón como su presidente. Lo hizo por unanimidad.

Reyes Rodríguez goza de un liderazgo jurídico hacia dentro de la Sala Superior. Su consistencia jurídica hace que las más de las veces los demás magistrados sigan lo estricto y pulcro de su técnica y capacidad al decidir a quién le corresponde el derecho en los casos sujetos a juicio.

Nuevamente como presidente, pero con una elección ajena al trasiego de crisis que ha arrastrado ese alto tribunal, Rodríguez Mondragón, expresó: “Si bien su desempeño —del TEPJF— no ha estado libre de polémicas, como es natural para cualquier órgano de impartición de justicia, los actores políticos, y la ciudadanía en su conjunto, han aprobado su papel como instancia final de resolución de conflictos en el ámbito electoral”.

No obstante, insiste en lo que propuso hace tres semanas: “resulta imprescindible revisar sus procesos internos para robustecer su función social”.

“Esta —reiteró lo dicho hace casi un mes— es la hora de fortalecer la independencia judicial, y el papel fundamental que juega el tribunal como garante de una democracia igualitaria e incluyente”.
La hora de “afianzar la imparcialidad y la autonomía del órgano, para fortalecerlo como un auténtico tribunal de derecho”, la hora de “apagar cualquier atisbo de influencias externas o presiones de poderes fácticos, para fortalecer la credibilidad y confiabilidad de sus decisiones”.

Paradojas del destino, estas palabras las dice Reyes Rodríguez, reinstalado en la presidencia del TEPJF, cuando en Palacio Nacional el presidente López Obrador despide con dulces palabras a su “hermano” Julio Scherer Ibarra, quien dos días antes había presentado su renuncia al cargo de Consejero Jurídico de la Presidencia, misma que fue negada por el Coordinador de Comunicación Social de la misma dependencia, Jesús Ramírez, para, a su vez, ser negado y atropellado por la verdad: la renuncia de Scherer.

Scherer, se sabe, había sido el operador político en las relaciones con el Congreso, la Corte y el Tribunal Electoral, cargo que hacía corto circuito con lo técnico y rigorista del de Consejero Jurídico.

Cuando Rodríguez Mondragón escribía aquel ya lejano 8 de agosto: “solo de forma colegiada podemos hacer frente a las presiones externas que amenazan la independencia del máximo tribunal en materia electoral", todos los que conocen de cerca esas presiones externas sabían que se refería a las de Scherer Ibarra.

No quiere ello decir que éstas dejen de existir por parte de otros agentes, pero el destino, tal parece, puso a cada quien en su lugar: Reyes Rodríguez en la presidencia del TEPJF y Scherer en su profesión, salvo que sea en y para "empresas que haya supervisado, regulado o respecto de las cuales haya tenido información privilegiada", durante los próximos diez años, gracias a una ley de su hechura y empuje.

Pero no fue en lo único que insistió el nuevo presidente del TEPJF: “he sometido a consideración de mis compañeras y compañeros magistrados una agenda de trabajo que se sintetiza en el Proyecto de Acuerdo General Relativo a la Creación de la Comisión para el Fortalecimiento del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación”, un “plan estratégico parte de reconocer la necesidad de una revisión profunda de los procesos y las estructuras de este Tribunal”.

Reyes Rodríguez reiteró: “No es un secreto que el Tribunal atraviesa por momentos críticos. En mi opinión, parte de los conflictos internos que hoy tenemos están asociados a la falta de reglas claras en la administración y en la toma de decisiones. Ante esta situación, considero urgente revisar los procesos y la normatividad respecto del gobierno interno del Tribunal, a fin de fortalecer tanto los procedimientos de colegialidad como la independencia judicial”.

Entre los principales objetivos del plan estratégico destacan:

1. Revisar, de manera integral, la normativa administrativa, orgánica y procedimental del TEPJF.

2. Formular propuestas para mejorar el marco jurídico y reglamentario del órgano, y establecer las bases para un proyecto de reforma interna.

3. Generar un diálogo amplio con especialistas, académicos y servidores públicos, que aporte elementos para desarrollar un planteamiento de reforma de este órgano.

4. Establecer vínculos con las salas regionales del Tribunal Electoral y con instituciones, nacionales e internacionales, a fin de integrar buenas prácticas de políticas públicas en materia de justicia electoral.

Por ejes rectores de los trabajos para alcanzar dichos objetivos propone:

1. Una justicia electoral más abierta y ciudadana.

2. Una protección de los derechos político-electorales robusta. 3. Una modernización administrativa y el ejercicio eficiente de los recursos públicos.

4. Una mejora de la carrera judicial que siguen los funcionarios públicos encargados de la impartición de la justicia electoral y de la labor administrativa.

5. Un uso racional y democrático de las tecnologías de la información para una gobernanza electoral, en el marco de un código de ética actualizado.

6. Una modernización de la tecnología para la gestión judicial orientada a fortalecer decisiones confiables, resoluciones consistentes y transparencia judicial.

7. Una vinculación estratégica entre las distintas áreas del Tribunal.

Para el nuevo presidente del tribunal electoral, el ejercicio de la presidencia del tribunal no es una “función de empoderamiento personal, sino como una tarea de promoción del empoderamiento colectivo(…) es momento de fortalecer la colegialidad del Tribunal Electoral. No solo porque la colegialidad y la pluralidad fortalecen las decisiones que emitimos, sino porque de forma colegiada podemos hacer frente a las presiones externas que amenazan la independencia de este órgano”.

Y, en ese tenor, explicó: “Los tribunales colegiados no hablan por la voz de las personas que los conforman. Los tribunales hablan por la voz de sus mayorías, es una voz colectiva, y esa voz colectiva debe estar siempre presente cuando se toman las decisiones y se definen las rutas a seguir. La legitimidad se construye con debates de altura, no con decisiones tomadas por imposición, y menos aun, por injerencias o presiones externas”.


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