Espiral


Entre patadas y cuchufletas

Un representante diplomático no representa proyecto, grupo o movimiento alguno; representa a México. Al México de todos y con todos, sin distinción ni banderías. No es cuestión de afinidades u ocurrencias, sino de capacidad y actitud.

#TheBunkerNoticias | Entre patadas y cuchufletas
Por: Luis Farias Mackey
  • 20/08/2021

En su “distractoreña” de hoy, el presidente, siempre atento a los problemas ingentes de México, habló de congruencia sobre una pobre mujer que, en mala hora, le aceptó a Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores que, hoy sabemos, con carácter de florero imposibilitado de nombrar siquiera a una funcionaria menor, sin que en Palacio terminen haciendo de un asunto de recursos humanos crisis en ramillete.

Pero vayamos al decir del presidente, no para caer en su trampa disimuladora de la realidad, sino para señalar, ya que de congruencia se habla, el distanciamiento a ella.

Dice López, “si no se está de acuerdo con nuestro proyecto, cómo nos van a representar”. Ello con relación a que la nombrada por Ebrard ayer y hoy cesada en la distractoreña por el presidente, persona que en el ámbito de sus Derechos Humanos de pensamiento, expresión y participación política ha disentido, seguramente con más que sobrada razón, de López Obrador y el aquelarre que llama gobierno.

Y allí radica el error. Un miembro de una misión diplomática no representa un proyecto, un grupo, un partido, un movimiento, una pandilla. Representa a MÉXICO.

Representa al Estado mexicano, que incluye a todos sin distinción. Al proyecto de López, así como a los proyectos de todos los mexicanos, cualesquiera que ellos sean, siendo legítimos y se procesen dentro del marco constitucional que nos hemos dado.

Se llama libertad y se come con tolerancia y respeto al otro.

Pero, para desgracia de México, el dislate no para ahí. ¡Bueno fuera!

López salta a un diferendo absurdo, inconsulto y denigrante con España, alegando una invasión española cuando España no existía y México menos. De hecho, México surge como consecuencia del crisol de contradicciones que derivó de la conquista, gracias a Dios, porque si no, hubiésemos sido expoliados, como los indígenas en Norteamérica. Pero no caigamos en la trampa presidencial, analicemos mejor sus contradicciones.

Dice López: “nosotros tenemos un diferendo con la monarquía española”. ¡Nosotros!, ¿quiénes, los de su proyecto o los mexicanos todos organizados en Estados Unidos Mexicanos? ¿Monarquía española? La relación diplomática es con el Estado Nación España. La monarquía es un problema de su régimen interno. Muchas naciones, al paso que vamos, podrán tener diferendos con López Obrador, pero ello no significa que lo tengan con México.

Claro, ello implica distinguir entre México, Nación, y López Obrador, persona. Cosa para él imposible.

De ahí brinca a que va a proponer a la Maceta de Ebrard, se entiende a la luz de la falta de urbanidad del gobierno español de no contestar su carta que ¡ojo!, al no contestarla la contesta, que quien nos represente en España en materia cultural sea una mujer indígena.

Así se toman las decisiones en Palacio, nadie que no abrace la causa de su proyecto, no de México y los mexicanos. Y a los españoles, por conductas de hace 500 y por tirarlo a loco, en la única y mejor respuesta posible, les mano a una indígena, no por mujer, no por poeta, no por indígena; por joder.

“Una poeta del Istmo… de aquí”. ¿Hablara de un itsmo en el desaparecido lago de Texcoco? “Del centro, mexica”, dijo para acreditar que no sabía de quién hablaba. Seguramente de alguien que brincó en la conversación predistractoreña de chismes, ocurrencias y complacencias.

Y Marcelo a seguir tragando camote y las relaciones diplomáticas con España a patadas y cuchufletas.

Artículo publicado originalmente en LFMOpinion.

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