Hoy es la mal llamada Consulta Popular.

Jamás algo en México ha sido tan manoseado y tergiversado como este ejercicio que por naturaleza debió ser democrático y en los hechos es pura demagogia.

Quizás a la larga, sin embargo, sus efectos puedan tener algo de benéfico. La sociedad, de suyo orillada a la polarización, en pocas ocasiones se ha visto tan enfrentada como en este ejercicio baladí. No hay nada que no haya sido objeto de discusión, sus múltiples y polifacéticos propósitos, el galimatías de una pregunta que no pregunta, las consecuencias jurídicas y políticas, sus costos y los recursos económicos, políticos y logísticos puestos a sus servicios por personajes y organizaciones más opacas que transparentes. Las mentiras sobre las mentiras de las mentiras que no conocen rubor ni fin, terminarán por desacreditarse una por una.

Hasta la desvergüenza hallará final

Nadie creo saldrá ganando en términos institucionales. Unos por cumplir lo que la ley les atribuye, otros por querer hacer de la ley y la participación ciudadana burla y reguilete, otros por convertir el control de constitucionalidad en trapeador del poder.

En la Babel que hemos construido, cada quien tendrá su versión de los hechos, su victoria, sus villanos y, por supuesto, su agenda.

Pero todos los mexicanos habremos perdido por hacer de la democracia mierda.

Al tiempo.

¡Doloroso domingo!



PS. — Dice López Obrador que la democracia no puede fracasar. ¡Por su puesto que puede y fracasa! Las democracias fenecen con mayor facilidad de lo que se consolidan. Fracasa la democracia cuando no sirve para lo que sirve, cuando se le prostituye. Cuando se le impone dueño, prejuicio y capricho. Pero no solo las democracias sucumben, también fallecen las tiranías y los desvaríos.

Artículo publicado originalmente en LFMOpinión.

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