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Mal y de malas le sigue yendo por la vida al magistrado presidente José Luis Vargas Valdez, quien ayer reventó la sesión de pleno al acusar a sus pares de votar en manada. Así el máximo tribunal se adentra a los 15 juicios de las gubernaturas en juego.
Twitter: @JL_VargasV
Lo primero que debe prevalecer en un órgano colegiado es el respeto entre sus miembros y corresponde a quien lo preside garantizarlo.
El tema no es menor, más cuando de impartir justicia se trata. Los juzgadores, obvio, suelen disentir de proyectos e interpretaciones y corresponde a su investidura y función hacer valor sus contrariedades y tratar de convencer a sus pares. Ello demanda de prudencia, respeto, argumentos sólidos y razonamientos convincentes.
El magistrado José Luis Vargas Valdez ha sido el presidente de la Sala Superior del Tribunal del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) más atacado que se recuerde. Acusado de enriquecimiento ilícito, no sale de una acusación para enfrentar otra. Corresponde a las instancias de procuración e impartición de justicia determinarlo.
Pero lo que sí está en sus manos es, al menos, conducir las sesiones de pleno de manera civilizada y respetuosa.
Con información de Milenio, ayer supimos que Vargas Valdez acusó a sus compañeros magistrados de votar en “manada”.
La respuesta no se hizo esperar, Janine Otálora, la defenestrada presidente del Tribunal, tampoco de grandes luces a su paso por ese sitial, fue la encargada de contestarle y la cordialidad colegiada necesaria para procesar los asuntos se fue al caño, cuando el Tribunal se apresta a resolver los asuntos más delicados de la etapa de calificación de elecciones de los procesos del 2021.
Vargas Valdez, más solo que nunca, pidió disculpas y argumentó haber utilizado el “término” manada metafóricamente. Menos mal.
Todo iba bien, hasta que Vargas soltó ante sus pares: “Mi caso es independiente, mi voto no va en grupo o en manada, mi voto es individual”.
Para ello, la magistrada Monica Soto, al parecer la única aliada de Vargas en el pleno, había venido insistiendo en varios plenos sobre la presencia de votos “por vencidas” o “en grupo”.
Vargas, queriendo defender su voto acusó a la mayoría de los magistrados de manada y pandilla, logrando, además del consabido enojo, una rotunda votación en contra. Su argumentación, además de antijurídica y prudente, le resultó a contrarresto.
“Yo respeto muchísimo, por supuesto, los planteamientos y la oposición de la magistrada Janine Otálora a la propuesta que les he presentado y, intuiría que los demás van a votar también en contra”, sostuvo Vargas cuando una ola similar a la tercera del Covid se le venía encima.
A final de cuentas, la mecánica de un cuerpo colegiado es construir mayorías en torno a un proyecto de sentencia. Luego entonces resulta absurdo esgrimir como argumento votar en la marginalidad y acusar de comportamientos de manada lo que es el trabajo de propio de construir consensos decisorios.
“Yo únicamente quiero pedirle más respeto para las y los integrantes de este pleno. No somos una manada ni integrantes de una manada”, le replicó la magistrada Otálora en una breve pero contundente intervención, que pareció la señal para que el resto la siguiera.
El golpe estaba dado, Vargas mientras más se defendía más se hundía.
Llegó el momento del magistrado Indalfer Infante González: “Pediría que todos nos condujéramos con respeto y más usted, señor presidente, que dirige este Tribunal, que es la cara del Tribunal. Deberíamos cuidar este tipo de expresiones que causan incomodidad u ofensas tanto a la institución, como a los integrantes de este pleno”.
Vargas pedía revisar la versión estenográfica, por si no quedó “claro la aclaración” y pasó a victimarse: “Le pediría a usted que respete y me respete, porque también creo que tengo derecho a pronunciarme”. Y pronunciado estaba y está. Ese es su problema.
Luego vendría el comunicado de prensa que acusaría fines políticos para desvirtuar las palabras que él mismo pronunció, y aseguró que buscaban confrontarlo con las y los magistrados del pleno.
Así, con ese nivel y personajes habrán de ventilarse los juicios de 15 gubernaturas en una Sala Superior que asemeja más pleito de cantina que máximo tribunal.
Para Vargas es manada, lo que conforme al sistema procedimental judicial se llama mayoría y la tiene perdida desde hace mucho.
Con información de Milenio.
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