Pensiones, huracán a la vista y sin FONDEN

Especial

Por: Redacción

• 20/07/2021

Entretenidos en la consulta popular y en la batalla por el entretenimiento como gobierno, nadie levanta la mirada al horizonte para otear el ciclón que ya no muy lejos se forma en nuestra contra.

Bueno, Carlos Urzúa sí.

Con información de El Universal nos enteramos que en marzo pasado, López Obrador, urgido de contener la caída electoral de su movimiento en las principales ciudades del país, incrementó las transferencias bimestrales para los adultos mayores de $2,700, como venía siendo en el 2020, hasta llegar, para fines de su sexenio, a $6,000. Pero esa sorpresiva noticia, clientelar por excelencia, no acabó allí.

Por si ello fuese poco, redujo, por igual, la edad de acceso a la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores de los 68 años a los 65.

Todo lo que fuera por ganar la elección.

El problema es lo que viene.

Conforme el Consejo Nacional de Población, los mexicanos que teníamos 68 años o más en 2020 éramos un poco más de 7.4 millones. Si multiplicamos ese universo por la pensión bimestral que existía entonces, $2,700, la erogación hecha cada dos meses por ese programa fue del orden de 20 mil millones de pesos. Es decir, se gastaron alrededor de 120 mil millones de pesos el año pasado para financiar esas pensiones no contributivas. Este monto anual, en términos del Producto Interno Bruto, representó cerca del 0.5% del PIB en 2020.

Urzúa dice, si ahora dividimos 6,000, nuevo monto de la pensión bimestral que se otorgará para 2024, por el de 2,700, monto vigente el año pasado, se obtiene un cociente de 2.2 y podría pensarse que bastaría con multiplicar este número por 120 mil millones para estimar la erogación necesaria para fin de sexenio. Pero no es así de fácil, porque la edad mínima bajó de 68 a 65 años, ampliando la base de beneficiarios y, conforme la pirámide poblacional, el número de adultos mayores crece rápidamente.

Por tanto, la erogación, sólo por ese concepto, será para fines del sexenio del orden de los 360 mil millones de pesos al año.

Considerando el PIB actual, 360 mil millones representan el 1.5 por ciento. Más la historia no para allí. El costo fiscal de las pensiones del IMSS y del ISSSTE, etc., será para el 2024 superior al 4.0% del PIB.

Sumados ambos porcentajes, más otros gastos por pensiones y costo de otros programas sociales, el total podría ser del orden del 6.5% del PIB.

Si no hay una reforma fiscal de gran calado, dicho porcentaje será casi la mitad de la recaudación tributaria en 2024. Lo que resta, junto con los derechos de los hidrocarburos, deberá estirarse para educación, salud, seguridad pública, inversión y participaciones y aportaciones a estados y municipios.
Tal es el perfil de una tormenta que, de no atenderse, se convertirá en un ciclón a fines del sexenio.


Con información de El Universal.


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