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Impuesto fronterizo contra contaminación, proponen ahora demócratas en EUA

El comercio se cierra a países contaminantes. Antier fue la Unión Europea, ayer Estados Unidos, ambos en pro de un impuesto fronterizo al carbono en protección de su fabricación nacional frente a la competencia desleal de países contaminantes.

#TheBunkerNoticias | Impuesto fronterizo contra contaminación, proponen ahora demócratas en EUA
Por: Redacción
  • 16/07/2021

El mundo se cierra a países contaminantes.

Antier fue la Unión Europea con su “Plan de Transformación Verde”, ayer fue Estados Unidos.

No en balde, un capítulo estratégico del renovado T-MEC es ambiental.

Ahora los senadores demócratas proponen crear un impuesto a importaciones de países sin políticas agresivas contra el cambio climático. Todo ello inmerso en un amplio proyecto presupuestal de 3.5 billones de dólares destinado a reducir la contaminación por combustibles fósiles en el vecino país.

El reportaje es de Lisa Friedman en el New York Times News Services, que recoge y comparte Reforma. Así, hoy sabemos que ayer se hizo pública la intención de gravar estas importaciones, en consonancia con el anuncio de la Unión Europea de un impuesto fronterizo al carbono, en vías de proteger a su planta productiva y presionar a otros países a reducir emisiones que agraven el calentamiento global.

Ambas medidas llevan al terreno del comercio internacional la agenda ambiental.

En entrevista, el senador Edward. J. Markey, de Massachusetts, expresó: "Estados Unidos y la UE tienen que pensar en términos del liderazgo que podemos brindar y el mensaje que tenemos que enviar a China y otros países para que se aprovechen de los altos estándares que vamos a promulgar".

El ambicioso proyecto presupuestario incluye prioridades de la agenda demócrata sobre el cambio climático, como lo es el “"estándar de electricidad limpia" que exigirá a que las empresas de energía aumenten gradualmente la cantidad de electricidad que generan a partir del viento, la energía solar y otras fuentes.

En el extremo de las exenciones fiscales, el proyecto contempla la producción de energía eólica, solar y otras energías renovables. Por igual, la producción y uso vehículos eléctricos y una "tarifa de reducción de metano", así como financiación para un cuerpo climático civil, siguiendo el modelo de los programas de la era del Nuevo Acuerdo, para crear puestos de trabajo que aborden y atiendan el cambio climático y la conservación.

El plan no especifica, aún, cuánto dinero se asignará a cada uno de los distintos programas.

El proyecto no está exento de dificultades, internas en negociaciones políticas y con los sectores productivos nacionales, y externos con socios comerciales y, posiblemente, la Organización Mundial del Comercio.

El Plan de los europeos se presentó a detalle en un documento de 291 cuartillas. El norteamericano, sin embargo, carece aún de detalles. Le llaman “tarifa de importación de quien contamina", sin mencionar tasas ni ingresos esperados.

En teoría, se adelantó, el impuesto fronterizo a importaciones de países contaminantes se aplicaría a las de acero, hierro y otros bienes por cada tonelada de dióxido de carbono que se emite durante los procesos de fabricación. Si los países no pueden o no quieren hacer eso, Estados Unidos podría imponer su propio precio. No obstante, verificar la cantidad de contaminación por carbono producida por la fabricación extranjera es complicado, según los expertos.

Para Joseph E. Aldy, un economista ambiental de la Universidad de Harvard que se desempeñó como asesor superior en energía y clima del ex Presidente Barack Obama, “un ajuste fronterizo de carbono es más efectivo si nunca tenemos que usarlo". Se explica: "Si amenazamos con usarlo y eso significa que todos nuestros socios comerciales mejoran y hacen mucho más para reducir las emisiones, entonces nunca tendremos que usarlo. Creo que eso puede ser bastante importante y bastante eficaz".

La idea, sostienen es proteger la fabricación nacional. Un país comprometido a reducir emisiones a nivel nacional, enfrentaría una competencia desleal en la producción, por ejemplo de acero o cemento, de competidores extranjeros con reglas ambientales más flexibles. Ello, además, podría orillar al empresario a trasladar sus fabricas al extranjero, en detrimento de la economía de Estados Unidos y en aumento de la emisión global de dióxido de carbono

Lo que busca la propuesta es es “evitar que otros países contaminen”, sostiene El senador Chuck Schumer de Nueva York, el líder de la mayoría demócrata.

Entre esos otros países se encuentra China, el principal emisor de gases efecto invernadero en el mundo, atrás de él sigue Estados Unidos, la propia Unión Europea, India, Rusia, Japón, Brasil, Indonesia, Irán y Canadá.

Científicamente está comprobado que el mundo urge reducir este tipo de emisiones, a riesgo de aumentar en 1.5 grados Celsius las temperaturas globales, sobre la marca de niveles pre-industriales. De alcanzarse esas cotas el mundo entraría en riesgos catastróficos e irreversibles.

El compromiso del Presidente Biden es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos entre un 50 y un 52% por debajo de los niveles de 2005 para 2030.

Sobre el proyecto de impuesto fronterizo al carbono, la Casa Blanca no emitió ayer comentario alguno. No obstante, un asistente de liderazgo del Senado dijo que la administración de Biden ha planteado la idea de un impuesto fronterizo al carbono con los legisladores. Incluso, a principios de este año lanzó la noción de gravar las importaciones intensivas en carbono como parte de una política comercial más amplia.

El proyecto apenas empieza, "ahora tenemos que poner la pluma sobre el papel y desarrollarlo, pero creo que el principio aquí es al menos una tarifa de metano, algún tipo de ajuste fronterizo, aunque hay serios desafíos técnicos allí", dijo Brian Schatz, senador demócrata de Hawai.

Políticamente hablando, la propuesta de impuesto fronterizo al carbono podría ser bien vista por los republicanos que consideran que las políticas domesticas para reducir la contaminación de combustibles fósiles es una carga onerosa para las empresas norteamericanas y otorga ventajas competitivas a otras naciones.

Si bien aún no hay pronunciamientos al respecto del proyecto por parte de los republicanos, para el senador Mitch McConnell de Kentucky, el líder republicano, el paquete de 3.5 billones de dólares es algo "tremendamente desproporcionado con respecto a lo que el país necesita ahora".

El reto no está fácil para los demócratas. Sin el apoyo de los republicanos, requerirían de la alianza de los indepndientes para sacar adelante el proyecto de presupuesto, lo que no se antoja fácil.

De entrada, para el senador Joe Manchin, un demócrata de Virginia Occidental, estado rico en carbón, muchas de las medidas climáticas solicitadas por la Administración Biden son demasiado agresivas, en parte porque no quiere que Estados Unidos esté en desventaja competitiva: "En los próximos 10 años, el 90% de la contaminación vendrá de un continente, Asia, y no van a invertir el dinero que se necesitará para encontrar las nuevas tecnologías", dijo Manchin ante periodistas el miércoles. No comentó sobre la idea de gravar las importaciones de países contaminantes, pero sostuvo que alejarse por completo de los combustibles fósiles no es realista: "No sucederá. No puede suceder y no hace nada más que empeorar el mundo ".

Manchin también se negó a decir si apoyaría un estándar de electricidad limpia, pero no descartó votar por la propuesta de presupuesto o el paquete que seguirá.

Será importante estar atento a las reacciones que ambos proyectos despierten en las autoridades mexicanas y el derrotero de su política energética, es le parecer de The Búnker.

Con información de Reforma.

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