Cultura


Se va Antonio Helguera, un mago del trazo

Un caricaturista logra que su público pase de la sonrisa a la carcajada en un instante, ¿cómo lo hace? La respuesta es un enigma práctico. Lamentablemente, México perdió a uno de sus grandes moneros y el misterio de su genio nos lo quedamos en sus trazos.

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Por: Redacción
  • 26/06/2021

¿Cómo hacer para que se pase de la sonrisa a la reflexión en una fracción de segundo? Pregunta difícil a la que sólo los caricaturistas tienen respuesta. Ayer México perdió a Antonio Helguera, uno de los grandes moneros, uno de esos escasos magos que hacía con sus trazos la labor gentil de alegrar y educar a la vez.

Antonio Helguera era un caricaturista que laboraba para La Jornada desde 1985. El primero en anunciar que este monero de 55 años había fallecido de un infarto fue Luis Hernández, coordinador de Opinión de ese diario. La noticia fue tan relevante que incluso cimbró a Palacio Nacional, tal cual lo hiciese otro mago donoso de la musicalidad llamado Armando Manzanero.

Sí, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo despidió diciendo que le dolía mucho saber de su muerte. También refirió que por más que se repita, el señalar que una muerte es irreparable no es ningún cliché. “Deja un vacío imposible de llenar: no sólo era un buen ciudadano, sino un hombre creativo y leal a las causas", finalizó.

Después aparecieron mensajes de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México; de Alejandra Frausto, secretaria de Cultura; de la UNAM; de los medios más importantes del país, incluyendo, claro, a La Jornada. Y así seguiría una muy larga lista de muestras de cariño. La inquietud de algunos y el respeto de muchos se reflejaría en el mundo de las redes sociales, pues “Antonio Helguera” fue tendencia número 1 en Twitter con más de 55 mil mensajes.

Pero ahí no paró todo. En los siguientes lugares de las tendencias en dicha red social aparecía “Rius”, otro caricaturista cuyo nombre era Eduardo del Río y que seguía la misma línea política que él, la de izquierda relevante y consciente; también aparecía su casa editorial y la palabra “monero”.

Helguera nació en la Ciudad de México un 8 de noviembre de 1965. Dentro de su vida académica y cultural destaca que estudió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” y fue en 1983 que su carrera como caricaturista comienza en el diario El Día.

En una entrevista concedida a La Jornada, Helguera señala que fue a este medio a pedir trabajo con un cuadernito que contenía, según él, “unos dibujitos espantosos”. Lo que parecía mera modestia seguro impresionó a sus empleadores, pues a los 18 años consiguió el trabajo. Así fue creciendo hasta que en 2017 fue galardonado con el premio Homenaje de Caricatura La Catrina, el cual condecoró a otros grandes caricaturistas como Rafael Barajas “Fisgón” o Gabriel Vargas.

También recibió el Premio Nacional de Periodismo en dos ocasiones: 1996 y 2002. Colaboró en medios como Canal 11, Canal 22, TV UNAM; Milenio, Semanal, El Chahuistle y El Chamuco, este último otra tendencia en Twitter ayer.

La magia detrás de los moneros es un secreto práctico. No es que lo guarden para sí mismos en alevosa envidia, al contrario, muchos de ellos son dueños de una generosidad inverosímil, incluso anacrónica para los tiempos voraces que corren. Es el arrojo de unos trazos que pudiesen parecer obras sencillas por su explosiva inmediatez y fugacidad, pero yace tras el lápiz un ímpetu especial, años de estudio y sendos análisis y observación de la realidad política y social.

De acuerdo con el propio Helguera, todo el proceso creativo era complicado: desde fijar el tema hasta pensar en la caricatura. Incluso señala que dibujar a ciertos personajes le era complicado, pues mientras no tuvo problemas para retratar al expresidente Felipe Calderón, sí los encontró para inmortalizar a otro exjefe del Ejecutivo: Enrique Peña Nieto.

“La gente más intensa es la que tiene caras más caricaturizables”, decía Helguera al tiempo que acotaba que la gente poco brillante le resultaba poco atractiva de dibujar.

En su último cartón, con motivo de que el presidente del país anunciara que presentaría su “quién es quién de las mentiras”, decidió dibujar a Joaquín López-Dóriga diciéndole con una enorme sonrisa a Carlos Loret de Mola: ”¡Vaya! Hasta que este gobierno reconocerá y premiará nuestro esfuerzo”.

¿A ellos los habrá dibujado con facilidad? Bueno, pues parte de ese secreto práctico es compartido por el público, quien al final interpreta y decide. Como sea, línea y discurso político aparte, nos toca despedir a un grande. Honor a quien honor merece.

Descanse en paz, Antonio Helguera.

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