Los ajustes de cuentas por la afrenta sufrida en la alcaldía Cuauhtémoc no hallan reposo ni sedante. Los enroques se suceden abriendo más hoyos que los tapados. La zona de confort de Monreal es sitiada y los endebles equilibrios parlamentarios se cimbran.
Facebook de Ricardo Monreal
La pérdida de la Alcaldía Cuauhtémoc parece no encontrar reposo en las otrora triunfales tripas de Morena.
Gabriel García Hernández es enviado, de mandamás de las falanges de Siervos de la Nación a cuña de Monreal en el Senado. Se comenta que pronto lo alcanzará Sánchez Cordero.
Los Servidores de la Nación y superdelegados estrenan Coordinador General de Programas para el Desarrollo en la persona de Carlos Gastón Torres Rosas, que substituye a García Hernández y compartirá el nuevo cargo con el de Secretario Técnico de la Presidencia que a la fecha ocupa.
Alejandra Barrios, la combativa lideresa de ambulantes, enfrenta la ira del matrimonio Bejarano-Padierna, acusada ante juez de extorsión y robo en pandilla, por sus dobleces veleidosos en la reciente elección.
A la larga el remedio puede salir más caro que la enfermedad.
Superdelegados y Servidores de la Nación, no muy felicitados por sus rendimientos electorales, tendrán que adaptarse a una coordinación de medio tiempo.
En el Senado Ricardo Monreal y la bancada de Morena habrán de enfrentar los reacomodos de sus equilibrios y desencuentros. El suplente de García Hernández, hasta ayer senador, pasó a ingresar las estadísticas del desempleo del INEGI.
El propio García Hernández, tendrá que enfrentar el colmillo retorcido de Monreal y, de ganarle la batalla, aprender por osmosis la experiencia de éste en el manejo de las artes parlamentarias y las negociaciones con las oposiciones, que no es lo mismo levantar padrones de beneficiarios, repartir apoyos clientelares y administrar recursos federados por sobre los gobernadores de los estados desde la sombra del presidente, que construir acuerdos y cumplirlos.
De ser cierto que piensan mandar a Olga Sánchez Cordero de regreso al redil senatorial para acuerpar a García Hernández, presidir el pleno y meter en cintura a Monreal, poco habrán de esperar de ella, que en esos menesteres del árbol caído solo sale leña. Si desde la silla de gobernación nadie le tomaba la llamada, en caída libre a la poltrona senatorial, posiblemente solo le tomen la tribuna.
Las iniciativas presidenciales podrán encontrar en el Senado, de suyo poco propicio a ellas, mayores obstáculos en su procesamiento y las diferencias internas en Morena podrán debilitar las alianzas con sus voraces y desalmados aliados, lo que será aprovechado por el bloque opositor, más maleado en las artes parlamentarias que las y los senadores morenos, aún extraviados en los vericuetos legislativos, tan bien aprendidos desde sus tiempos en el PRI por un Ricardo Monreal que ahora pasa el trago amargo de las iras guindas y desinvitaciones a desayunar en Palacio.
Pareciera que la prioridad del gobierno y su movimiento es cobrar la afrenta en la alcaldía Cuauhtémoc, que en enderezar el rumbo de la nave patria.
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