Espiral


¿Y la bitácoras, Serranía?

¿Existen o no las bitácoras de mantenimiento de los transformadores que iniciaron el incendio que redujo a cenizas todo al interior del Puesto Central de Control del Metro? ¿Por qué desde 1968 nunca se cambiaron no obstante rebasar su vida útil?

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Por: Redacción
  • 24/06/2021

No todo en el Metro de la Ciudad de México es Línea 12. El Puesto Central de Control es otra piedra en los zapatos del gobierno de Claudia Sheinbaum y la “desaparecida” directora formal del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Florencia Serranía.

Era 9 de enero y la nube de humo negro se alzaba alto sobre el centro de la otrora región más transparente. Las llamas devoraban todo a su paso hasta envolver en una sola flama el edificio de seis pisos que albergaba el Centro de Mando y Control del Metro en la Ciudad de México.

En horas todo quedó reducido en cenizas a su interior, un policía murió en el percance y millones de usuarios sufrieron durante meses el colapso del sistema de control. A ciencia cierta no se sabe el nivel de seguridad con que a la fecha opera el sistema.

Con información de Salvador Camarenaen El Financiero recuperamos el dato de que en el mes febrero la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX)sostuvo que el incendio fue ocasionado por un cortocircuito. Pero nada adelantó sobre qué causó el corto ni en qué condiciones. Nada.

Mientras el vacío se ampliaba los trabajos de reparación urgente borraban los indicios requeridos para un diagnóstico consistente.

Diez días después del incendio, María Seberina Ortega López, coordinadora de Investigación Forense y Servicios Periciales de la Fiscalía capitalina, informó en rueda de prensa: “No se debió a falta de mantenimiento, existen las bitácoras de los mismos”, además, —dijo— descartar la posibilidad de sabotaje: se trató de un “accidente fortuito y no previsible”.

¡Ah! Pero Bureau Veritas (BV) no piensa igual. BV es una empresa con 190 años de experiencia global y en el reporte que entregó al gobierno de la ciudad señala no haber encontrado las bitácoras de mantenimiento del transformador TA-1, en el que se originó el fuego.

El transformador TA-1 y otros que alimentaban la energía del Puesto Central y de Control habían rebasado, y por mucho, su vida útil.

El "reporte final del análisis de causa-raíz del incendio ocurrido el 9 de enero de 2021 en el edificio PCC-I del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México”, con 98 páginas y de fecha del 26 de febrero, expone las conclusiones de BV. En él se lee: “el origen del incendio fue un cortocircuito en los devanados de la fase A del transformador TA-1, por el envejecimiento de los aislamientos, recordando que el equipo había estado en servicio por 50 años”.

Dicho transformador quedó totalmente destruido, al igual que el denominado TB-1. Ambos fueron instalados cuando se inauguró el Metro capitalino en las postrimerías del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz en 1968.

El Análisis y las pruebas aplicados a los transformadores concluyen que, ambos, “han sobrepasado su vida útil. Considerando que el rango de vida útil de un transformador puede ir desde los 24 hasta los 40 años”.

La empresa consultora apunta otras dos condiciones: “Un posible envejecimiento del papel (aislamientos sólidos)” y que “los transformadores que actualmente se encuentran en operación, como lo estaba el transformador TA-1, presentan una condición de precaución, debido a que actualmente contienen acetileno en líquido aislante, el cual se forma por arcos eléctricos, lo que puede llevar a una falla similar”.

En otras palabras, además del cortocircuito, gravitó en el desastre la antigüedad, uso y deterioro (los aislamientos y el aceite contaminado) del transformador.

Ahora bien, la pregunta es si existen o no bitácoras de mantenimiento. Los peritos de la fiscalía sostuvieron en febrero que sí las había y que las tuvieron a la vista al hacer su reporte. En tanto que BV sostiene que “no se encuentran registros de mantenimiento ni de prueba a los transformadores SEAT (Subestación Eléctrica de Alta tensión), únicamente trabajos correctivos, hay archivos dañados (no abren)”.

Además, de las pruebas y análisis realizados, BV relata que “debido al estado de deterioro en que quedó el transformador TA-1, no se pudo realizar ninguna prueba del líquido aislante o eléctrica que pudiera ayudar a determinar la causa raíz del incidente”.

La falla del TA-1 “estuvo relacionada con alguna falla interna de origen eléctrico, relacionada con el aislamiento del devanado, las propiedades del aceite o el sistema de enfriamiento”, concluye la consultora en su reporte.

Por tanto, “con base en las evidencias observadas y analizadas, se estableció la secuencia de eventos de la falla, la cual, en resumen consiste en la aparición de una anomalía al interior del transformador que derivó en una falla de origen eléctrico que inició un fuego, el cual afectó varios sistemas del transformador, promoviendo (sic) la mayor salida de aceite, tanto en fase líquida, como vapor, lo que intensificó el fuego…”.

Dentro del transformador “se genera una falla interna, una de las más usuales es un arco eléctrico de alta energía por la degradación de aislamiento interno, la temperatura del aceite mineral dieléctrico se eleva en segundos evaporándose rápidamente hasta llegar al punto de inflamación…” como posible origen del incendio.

De destacar es que la consultora reporta que al menos en nueve paquetes de documentos “la información solicitada no está disponible", entre ellos “los históricos del laboratorio de análisis de gases para el transformador TA-1 (aceite)” o “los históricos de pruebas del transformador (relación de transformación, resistencia óhmica de bobinas, rigidez dieléctrica de aceite, factor de potencia, pruebas de reveladores Buchholz)”.

Lo que procede entonces es preguntar por qué la FGJCDMX sostuvo en febrero haber tenido acceso a las bitácoras de mantenimiento, cuando la consultora contratada por el gobierno de la Ciudad nunca las encontró.

Una de dos, o nunca existieron o desaparecieron.

Alguna versión sostiene que las bitácoras fueron devoradas por el fuego, pero aún así, los proveedores de ellas debieran tener respaldos o, siquiera, las facturas por sus servicios. Según los expertos, este tipo de servicios suelen ser prestados por agentes externos.

Varias cosas, sin embargo, son irrefutables: el sobreuso de transformadores después de la vida útil recomendada por su proveedor lo que aporta indicios del aceite y otros elementos que antes de aislar operaron como conductores eléctricos.

No todo es Línea 12 en las pesadillas del Metro de nuestra ciudad y sus autoridades.

Con Información de Salvador Camarena enEl Financiero.


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