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¿Murciélago o laboratorio?

A más de un año de COVID y por arriba de 4 millones de muertos cobrados por la pandemia, no hay prueba alguna que acredite el mito del murciélago sopeado como origen del mal. Investigaciones en curso.

#TheBunkerNoticias | ¿Murciélago o laboratorio?
Por: Redacción
  • 18/06/2021

Todo empezó en un mercado sobre una sopa humeante de murciélago y un chino comiéndola. Tras ello el mundo se paró.

Era el mercado de la provincia de Wuhan, a miles de kilómetros de donde habita la especie del murciélago sopeado y que tuvo que ser llevado hasta allí sin que contagiará a todo lo largo del camino a nadie, y donde, por pura casualidad, se ubica un laboratorio de investigación de virus.

Pero el murciélago y el mercado eran la “salida cómoda para evitar problemas políticos, nos dice Pablo Hiriart desde Miami en su diaria colaboración en El Financiero.

Salida cómoda y casi universalmente aceptada, hasta que la ciencia y el periodismo profesional apuntaron sus investigaciones al Instituto de Virología de Wuhan, sí, en China, muy cerca del mercado.

Ahora, los organismos de inteligencia del gobierno de Estados Unidos tienen, por órdenes de Biden, que presentar en dos meses y fracción un informe sobre el origen del COVID-19.

Las fechas no pintan propicias para el gigante chino, recién señalado en la reciente reunión en Inglaterra del G-7 (las siete más grandes economías del mundo), como "amenaza a la seguridad global”.

Pero no estará solita China en estos aprietos entre la ciencia, el mito y la manipulación. Tras más de 4 millones de fallecidos por razones imputables al COVID-19 y las investigaciones sobre el instituto chino de virología en Wuhan, el propio Estados Unidos y sus científicos tendrán que responder por el financiamiento al laboratorio asiático y sus investigaciones.

A más de un año de declarada la pandemia mundialmente, según Hiriart, “hasta el momento no existe ninguna evidencia de que el virus haya pasado de un murciélago a un humano, ni que un tercer agente vivo haya sido el eslabón entre el murciélago y una persona Cero”.

De hecho, The Wall Street Journal, el pasado mayo publicó: “Tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan, China, enfermaron gravemente en noviembre de 2019 y necesitaron ser hospitalizados, según un informe de inteligencia de Estados Unidos, no revelado anteriormente”.

Lo cual, señala la misma nota citada por Hiriart, “podría agregar peso a los crecientes pedidos de una investigación más completa de si el virus COVID-19 pudo haber escapado del laboratorio”.

La historia se remonta hasta enero de 2018, cuando inspectores norteamericanos reportaron a Washington que “el nuevo laboratorio (de Wuhan) tiene una grave escasez de técnicos e investigadores debidamente capacitados, necesarios para operar de manera segura este laboratorio de alta contención”.

Todo esto fue seguido por Marc Thiessen (The Washington Post), quien ha citado a Nicholas Wade, reportero científico, quien en una amplía investigación publicada en el Bulletin of the Atomic Scientists sostuvo: “Sabemos que el laboratorio de Wuhan estaba llevando a cabo experimentos arriesgados y comprometidos de ‘ganancia de función’, en los que se propusieron crear el nuevo coronavirus, que tiene la mayor infectividad posible para las células humanas. Los investigadores estaban realizando muchos de estos experimentos en el nivel de bioseguridad 2 (el nivel de seguridad en el consultorio de un dentista) en lugar del nivel de bioseguridad 4, que requiere que los científicos trabajen con trajes espaciales. También sabemos que hay una larga historia de coronavirus que escapan de laboratorios, incluido el virus SARS1, que escapó cuatro veces del Instituto Nacional Chino de Virología en Pekín (así como de laboratorios de Singapur y Taiwán)”.

El texto completo de Nicholas Wade puede leerse aquí.

No obstante ello, muchos científicos se aferraron al mito del mucielago, todavía en febrero del 2020 se publicó en la revista The Lancet una carta condenando las teorías de conspiración y apostando científicamente al murciélago sopeado.

Bien apunta al respecto Hiriart en su colaboración: la fuga del virus no es una conspiración, sino un accidente por falta de medidas apropiadas de seguridad al riesgo inherente.

No obstante, el mismo Nicholas Wade, más tarde reveló que la carta publicada en The Lancet fue redactada y organizada por Peter Daszac, presidente de la EcoHealth Alliance de Nueva York, entidad que financió la investigación del coronavirus en el Instituto de Virología de Wuhan.

Las indagatorias ordenadas por Biden corren su curso y pronto sabremos más sobre el tema, si, apunta Hiriart, el Partido Comunista China no las obstruye.


Con información de El Financiero.


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